7 de septiembre de 2015

MENSAJE FRATERNO DE LOS OBISPOS DE COLOMBIA Y VENEZUELA

MENSAJE FRATERNO DE LOS OBISPOS DE COLOMBIA Y VENEZUELA
Bogotá, 3 de septiembre de 2015
“Porque Él es nuestra paz. De los dos pueblos hizo uno, derribando la división, la enemistad…para crear en sí mismo, de los dos un solo hombre nuevo” (Ef 2,14-15).
Movidos por la Palabra de Dios, Obispos de Colombia y Venezuela, invitados por la Presidencia del CELAM, queremos ratificar nuestro compromiso por la paz de nuestras naciones. Queremos reafirmar que nuestros pueblos, aún con sus diferencias propias, siempre se han distinguido por la fraternidad, la solidaridad y la unidad. El origen común nos garantiza que en nuestros pueblos se puede vivir lo que nos pide Dios, no hay un muro que divida sino una realidad que nos une, además de la cultura e historia común, la fe en Jesucristo.
Por todo esto compartimos el dolor y la angustia que hemos podido sentir en tantos hermanos nuestros, ante la crisis creada en la frontera colombo-venezolana.
Tenemos consciencia de los graves problemas existentes en la zona fronteriza compartida por ambos países: redes de delincuencia organizada, tráfico de personas, grupos irregulares, tráfico de drogas, contrabando, corrupción pública y privada. Pero ninguna de estas graves dificultades, de raíces económicas, políticas y sociales, y de consecuencias morales se resuelve por la vía de la fuerza. Preocupa a toda la comunidad binacional las medidas tomadas por el gobierno de Venezuela con sus consecuencias: la implementación del Estado de excepción en los municipios de la frontera Venezolana, de expulsión masiva, separación de las familias, pérdida de las viviendas y afectación de la vida económica y social de la región. Lamentablemente, como suele suceder, estas medidas han golpeado a sectores más pobres y vulnerables tanto de Colombia como de Venezuela.
En orden a la solución de esta terrible situación, la Presidencia de las Conferencias Episcopales de Colombia y Venezuela solicita de manera pública y explícita que los Presidentes de ambas naciones se encuentren para un diálogo que permita contraer compromisos concretos y a largo plazo. Este encuentro y diálogo es urgente y debe ser permanente. Objetivo primario de este encuentro es reafirmar la riqueza de ser una frontera viva donde se manifiesta la integración y la generación de desarrollo integral para los dos pueblos, para ello recordamos que la frontera Colombo-Venezolana nunca ha sido una línea divisoria sino escenario fehaciente de una cultura de convivencia, progreso y fraternidad. Los demás entes de los dos Estados deben ser incluidos en este diálogo.
Deploramos todo exceso que atente contra la dignidad de la persona humana y sus derechos fundamentales. Por eso es necesario que los derechos humanos de cada quien, cualquiera que sea su condición, nacionalidad o credo sean respetados. Hay una razón fundamental para ello y es que somos hijos de Dios, con una dignidad propia recibida de Él mismo. Esto incluye dejar a un lado toda ofensa o expresión descalificadora que pueda contribuir a conductas de tipo xenófobo. Llamamos la atención sobre los riesgos impredecibles que puedan traer tanto la militarización de las fronteras como la judicialización del problema.
Invitamos a la comunidad internacional a seguir de cerca esta situación de crisis y cooperar en la adecuada y justa solución de la misma, así como la defensa de los derechos humanos de todos. Pedimos a nuestros hermanos de Colombia y Venezuela tomar conciencia de que el problema no es solo de los habitantes de frontera sino que nos involucra y compromete a todos los ciudadanos.
Reafirmamos nuestra solidaridad con los más pequeños y hacemos nuestros sus dolores y angustias con la confianza que de Dios llegará el consuelo, pero también las luces que iluminen a quienes tienen que tomar las decisiones a su favor. También expresamos nuestra solidaridad con las diócesis de la frontera que han estado trabajando con sentido de caridad, justicia y paz para atender a tantas personas que lo requieren. En este sentido agradecemos a todas aquellas personas e instituciones que con sentido de comunión han contribuido con los que más sufren, desde una oración hasta una ayuda material.
La Presidencia de ambas Conferencias Episcopales se han comprometido a reforzar nuestra comunión y así ir elaborando planes y acciones conjuntas no solo para atender esta coyuntura, sino para hacer realidad la petición del Papa Francisco “una Iglesia sin fronteras madre de todos”.
Imploramos del Dios de la vida y Padre de todos, su fuerza y su luz por intercesión de María, la Madre de Dios, la misma de Chiquinquirá y Coromoto.
+ Cardenal Rubén Salazar Gómez
Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia
Presidente del CELAM

+ Luis Augusto Castro Quiroga
Arzobispo de Tunja
Presidente Conferencia Episcopal de Colombia

+ Diego Rafael Padrón Sánchez
Arzobispo de Cumaná
Presidente Conferencia Episcopal Venezolana