A
LOS JOVENES UNIVERSITARIOS
PAPA
FRANCISCO
30
– NOVIEMBRE – 2013
…. Ustedes saben, queridos jóvenes universitarios, que no se
puede vivir sin mirar, sin responder a los desafíos. El que no mira los
desafíos, el que no responde a los desafíos, no vive. Su voluntad y sus
capacidades, unidos al poder del Espíritu Santo que habita en cada uno de
ustedes desde el día de su Bautismo, les permiten ser no espectadores, sino
protagonistas de los hechos contemporáneos. Por favor no miren la vida desde el
balcón. Estén siempre donde están los
desafíos. Los desafíos ayudan a
llevar adelante la vida, el desarrollo y la lucha en favor de la dignidad de
las personas. La lucha por los valores y tantas luchas que tenemos que afrontar
cada día.
Son diversos los desafíos que ustedes jóvenes universitarios
están llamados a afrontar con fortaleza interior y audacia evangélica.
Fortaleza y audacia. El contexto socio-cultural en el cual están
insertados, a veces está recargado de mediocridad y aburrimiento. ¡No
hay que resignarse a la monotonía del vivir cotidiano, sino cultivar proyectos
de amplio respiro, ir más allá de lo ordinario: ¡no se dejen robar el
entusiasmo juvenil! Sería un error también dejarse aprisionar por el pensamiento débil y
uniforme, el que homologa una globalización entendida como
homologación.
Para superar estos riesgos, el modelo a seguir no es la esfera,
el modelo que hay que seguir no es la esfera, en la que se nivela cada relieve
y desaparece cada diferencia; el modelo en cambio es el poliedro, que incluye
una multiplicidad de elementos y respeta la unidad en la variedad. Al defender
la unidad, defendemos también la diversidad. Por el contrario esa unidad no
sería humana, el pensamiento, de hecho, es fecundo cuando es expresión de una
mente abierta, que discierne, siempre iluminada por la verdad, por el bien y
por la belleza.
Si no se dejarán condicionar por la opinión dominante, sino que
quedarán fieles a los principios éticos y religiosos cristianos, encontrarán la
valentía de ir también contracorriente.
En el mundo globalizado, podrán contribuir a salvar la peculiaridad y
características propias, pero tratando de no bajar el nivel ético. En efecto,
la pluralidad de pensamiento y de individualidad refleja la multiforme
sabiduría de Dios cuando se apoya en la verdad con honestidad y rigor
intelectual, cuando se acerca a la pluralidad, a la belleza y cada uno pueda
ser un don a beneficio de todos.