¿Qué aconteció…?
Ayer, jueves 25, hizo una semana
de tu partida inesperada que a todos desconcertaba.
¿Qué aconteció aquella madrugada
del 18? Repique y llamadas, pero Williams, nada que contestaba. Teléfono
apagado, que a mi madrina y hermana desesperaba. Era natural, esa inquietud,
pues una noticia aguardaba.
Salieron de Borburata, Ismary,
su esposo y mi hermana, aquella madrugada, con destino a Cumboto II a dar
aquella noticia que desgarraba.
Eran las 5:00 de la mañana, mi
hermana gritaba mi nombre. ¿Está mi mamá contigo? No, respondí, se encuentra
donde los esposos Rivas, allí descansaba.
¿Qué Pasó? Le dije a mi hermana.
Con lágrimas en los ojos, la muerte de mi hermana Zuleyma me anunciaba.
Lagrimas en mis ojos, pues la gorda físicamente nos dejaba. Un infarto, tan
fuerte, que a la clínica no llegó. Murió en el camino, dolor al corazón nos
causó.
Mamá, ¿lo sabe? Pregunté a mi
hermana. Me contestó: no, ni siquiera tu madrina fortaleza tiene para esta
noticia que destrozaba.
Me toco dar la noticia. Me fui
preparando, encomendando a Dios y la Virgen, el alma de mi hermana. Antes de
salir hice una llamada al Sr. Santos Rivas: Buenos, días ¿mamá duerme? Sí, me
respondió, descansa plácidamente. Por favor, le dije, levántela pues voy en
camino a darle una noticia inesperada.
Llegado a su casa, su Esposa
Arelis me esperaba, mi sentido pésame me daba. Al llegar al apartamento, mamá
ni siquiera se imaginaba. Cuando me vio: ¡guuuua! Que alegría en sus ojos, que
no esperaba a su hijo, tan temprano, tan de mañana.
La senté, y con ella conversaba,
sobre la vida, distintas realidades, de modo de irle preparando para darle una
noticia que ni por su mente pasaba. Después de un momento de conversación, y
cuando por fin la noticia tenía que darle, al escuchar Zuleyma falleció como un
árbol se derrumbaba. Lagrimas, llantos, dolor, su cuarta hija el paso por este
mundo dejaba.
Sorprendidos todos, como el
Señor en la vía dolorosa que de las caídas se levante, igual aconteció en mamá
pudo más su Fe y el amor de Dios que el dolor que la desgarraba. Anécdotas,
cosas típicas de Zuleyma contaba, entre ellas, que siempre le pedía a Dios que
de un golpe la llevara. Su deseo se cumplió, así decía mamá, descansa en Dios
hija mía me harás mucha falta.
No se puede esquivar el dolor,
no se le puede ignorar, pues forma parte de la vida. Si se intenta ignorarlo,
se deja de lado la vida misma, porque el dolor es esencial al vivir humano.
Se cuenta que la gran Santa
Teresa riñe con su Maestro y Señor Jesucristo (no he visto en ningún momento
esto en mamá), cuando Él permite que se estropee su carro: "Señor, ¿por
qué no me ayudaste?" se queja la Santa. "Para probarte en el sufrimiento,
Teresa. Esto lo hago con todos mis amigos," le contesta Dios. A lo que la
Santa respondió de inmediato: "¡Por eso tienes tan pocos amigos!"
¡Qué fortaleza la de mamá! A
cada momento repicaba el celular, era algún familiar, amigo o vecino, que le
trasmitían su cercanía y solidaridad, por la perdida física de mi hermana.
Cuanto más conocemos a una persona, tanto más sabemos de las dificultades que
ella debe soportar. Y estamos dispuestos a sobrellevarlas con ella. La
compasión (que no es lastima) es la única puerta a través de la cual se puede
penetrar en la interioridad de otro ser humano y la única mediante la que se
puede compartir su destino.
Nos tomamos un café, mamá, el
señor Santos su esposa y yo, para luego ir a Borburata, donde muchas personas
aguardaban. Al llegar al pueblo, muchas personas abrazaban a mamá, en donde
veía un abrazo de Dios que la reconfortaba.
Salí de Borburata, junto con una
de mis hermanas: Gloria, en la camioneta del señor Luis Enrique Piña y Esposa,
con destino a la Funeraria la Misión Laya para adelantar lo concerniente para
la llegada y velorio de mi hermana. Seguidamente, fuimos al cementerio Campo de
Paz, esta vez ayudado por la sra. Doris, para pautar la hora y lo que había de
pagar.
Salimos del cementerio con
destino a la residencia episcopal, a buscar la camioneta que mi obispo me
facilitaría para trasladar y buscar cosas relativas al funeral. Al llegar al
Borburata, muchas personas que acompañaban a mamá; mi hermana Marlene: Mira, no
ha desayunado nada. Por lo que le dije a mamá: vamos, sentémonos a desayunar.
Lo cual hizo con toda tranquilidad. ¿Dolor? Si, pero a pesar de todo no dejaba
de sonreír.
Desde muy tempranas horas era
contante la comunicación con Yvan Arce y su esposa Ebdilu, grande amigos de mi
hermana y de muchos años de amistad, quienes fueron los que contemplaron, desde
el momento en que mi hermana les levantó por el dolor, salir lo más rápido
posible que a los pocos metros falleció. Al trasladarse a la clínica, que a
poca distancia de la residencia quedaba, sin signos vitales mi hermana llegó.
El venirse el mundo encima a
estos grandes amigos, hermanos de mi hermana, con quienes vivía hace más de
treinta años.
Mañana intensa, constante
llamadas Yvan e Ebdilu sobre las gestiones de sanidad, defunción y traslado.
Algo, seguro que tenía en mente, que si pedían un familiar directo alguien
tendría que ir a Puerto Ordaz.
Rogando a Dios, que a Yvan
permitieran firmar. Se hizo todo lo humano posible, hasta en el momento de
almorzar, nuevamente repica en celular, era Yvan quien llamaba: uno de ustedes
se tendrá que venir…saltando inmediato de la mesa para salir, en ese momento
mis primas Coco y Zulay me dijeron: termina de Almorzar con calma y luego parte
de aquí.
Salía nuevamente de Borburata
con destino a Tejerías para dejar la camioneta en la casa del obispo, llegar a
Cumboto II, preparar una maletica, y pedir al sr. José Silva: Por favor,
lléveme a Valencia.
Al Big Low llegue a las 4:45 pm,
compré un billete de la línea Aerorutas Barinas, con destino a Puerto Ordaz,
saliendo de Valencia a las 5:00 pm. A mi destino llegué a las 7:05 de la
mañana, del viernes 19, allí Yvan me aguardaba para trasladarme hasta su casa.
Al entrar su esposa Ebdilu con lágrimas y dolor, un abrazo buscando
consolación: Mi gran amiga, mi pana, en quien le podría confiar todo, una amiga
que podía pensar en voz alta. Es que a todos les parecía algo imposible de
creer, que mi hermana haya muerto, tan joven y llena de vida. Pero Dios la
quisa junto si.
Mi di una ducha, desayuné. Para
luego salir con Yvan a lo que me correspondía hacer. Ir a donde la doctora para
el acta de defunción, que al llegar a la oficina ¡Sorpresa! No se encuentra,
contesta una de las secretarias, anda en una jornada muy cerca de allí, en la
Iglesia Cristiana Vino Nuevo. Hasta allá nos trasladamos, cuando al llegar
contemplamos, la multitud de personas para un papel o un reclamo. Yvan y yo nos
acercamos hasta el portón, planteando nuestro caso, nos hicieron pasar y la
doctora nos atendió amablemente, pues como quien esperaba ya sabía la situación
y el documento firmado y sellado nos entregó.
Nos dirigimos hasta la funeraria
ProFamilia, donde tenían a mi hermana, para finiquitar los documentos
necesarios para el traslado y el costo total a pagar. Eran 400.000,00 mil bs
desde Puerto Ordaz a Puerto Cabello. ¡Que cantidad! Y yo solo tenía casi 20.000,00
mil en mis bolsillos.
Le escribí a varias personas,
tío y amigos, a quienes siempre les estaré a gradecido, pues a través de ellos
logré costear el traslado de mi hermana a su destino. Una gracia especial fue,
de parte de la Funeraria, que no hacen traslado, sino tiene el monto
depositado. Hicieron una excepción por mi hermana e Yvan, y a medida que iban
por el camino con ellos me comunicaba por los depósitos hechos a su cuentas
bancarias.
En la funeraria Profamilia había
muchas compañeras de trabajos y clientes de mi hermana, que sumidas en dolor
por la muerte de Rebeca (como conocían a mi hermana). Lagrimas, dolor, sonrisas
por algunas anécdota comentada: una vez me hizo llorar…una vez me asustó…Rebeca
fue siempre especial con todas las compañeras y clientes a quienes atendió con
mucha dedicación y respeto; tantas cosas hermosas allí contadas que quedan
grabadas en el corazón.
La Fundación Lala fue la
encargada de todos los gatos de la funeraria, así como muchas de sus compañeras
y amigas, que humano y monetariamente colaboraron.
El cuerpo de mi hermana salía de
Puerto Ordaz 12:00 del mediodía, con destino a Puerto Cabello. Pero antes de su
salida, pedí un favor a la funeraria, para que todos los que allí se
encontraban pudieran verla por última vez en esta tierra. En pequeños grupos
fueron pasando…lagrimas, dolor, pero una oración elevaban con un responso final
antes de entrar al coche fúnebre que le esperaba.
Cuando salía la carroza a todos
informaba: ·en este momento sale el cuerpo de mi hermana, que estará llegando a
media noche o en la madrugada. Se velaría en la Misión Laya por la mañana…"
Me quedé conversando con todas
las personas en la funeraria, mientras esperaba a Yvan, que hermosas cosas
contaban: una gran mujer, siempre bromeando (así era mi hermana, les decía yo).
Nelli decía: "el miércoles no tuvimos trabajo, bromeamos y conversamos,
todavía parece un mal sueño…pero la llevamos en nuestro corazón". Otra me
decía: "¡que pena haya venido en esta circunstancias!" Le conteste,
nadie sabe lo que va acontecer, siempre hablaba con la gorda por llamadas o
mensajes y cuándo nos íbamos a ver.
Fue un momento especial ese
conversatorio con todas allí, dejándolo unas palabras de esperanzas, con el
deseo de volvernos a ver todos con mi hermana.
De cada una me despedí y
agradecí su noble y hermoso gesto para con Zuleyma, en nombre de mamá y mis
hermanos.
Regresé a casa de Yvan para
almorzar con ellos. En casa decían algunas cosas bonitas, hasta el Bingo jugado
anoche (miércoles 17). Después de almorzar hicimos un responso por Zuleyma en
casa muy familiar. Yvan decía muchas cosas aprendimos de ella; Ebdilu nunca la
podré olvidar. Lagrimas, dolor, gratitud. Siempre les estaremos agradecidos,
Yvan y Ebdilu, por las vivencias con mi hermana, para ustedes como una hija,
una amiga, una hermana.
A las 7:00 de la noche salía de
Puerto Ordaz con destino a Valencia, mientras el cuerpo de mi hermana, cada
vez, estaba mas cerca. Allá en la funeraria Laya le esperaban mis hermanas
Marlene y Gloria, junto con una sobrina Stefany para terminar de arreglarla.
Al terminar del Big Low a las
7:30 de la mañana llegaba. Allí me esperaban Richard y Joselin que su pésame me
daban y que le comunicara a mamá su cercanía y afecto; también David y Chela
quienes me llevaban a Puerto Cabello. En el camino entramos un momento al
Cementerio para atrasar la hora de la venida, que no hubo inconveniente, que lo
hacia para dar tiempo mientras llegaban Yvan, Ebdilu y Adriana que desde Puerto
Ordaz en Avión a Maiquetía se trasladaban y de allí a Valencia en un Taxi, para
luego de Valencia a Puerto mi madrina Betulia los acercaba.
A las 9:15 de mañana a la
Funeraria Misión Laya llegaba. Mi madre, mis hermanos, tíos, sobrinos, primos,
familiares, amigos y feligreses de diversas parroquias allí estaban. De todos
un abrazo, una oración, un pésame que reconfortaba. No veía a mama desde el
jueves que salí, y a verla toda ella desconsolada, pero sin perder de vista en
su mente y corazón, que Dios la Confortaba. Se rezaba el Santo Rosario por el
descanso eterno de mi hermana.
Desde que llegué todo fue muy de
prisa, en la funeraria fue imposible cambiar la hora y atrasarla. Le había
avisado al P. Carlos Faneitte, párroco de la Coromoto, que por favor me
facilitará los ornamentos y todo para la Santa Misa y poder celebrarla. Me
acompañó él y el RP. Joselin. A quien le pedí predicara. Antes finalizar un
responso, que me costó terminar, pero con la ayuda de Virgencita quien me pudo
acompañar logré hacerlo por el descanso eterno de mi hermana. Antes de la
bendición final, Mons. Saúl Figueroa unas palabras dirigió, que de corazón le
agradezco y por su cercanía, así como a los mis hermanos los padres Alexander
Chacón, Ricaurte Ramírez, Sergio Medina, que en la funeraria estuvieron, como
al RP. Miguel Barrientos y el Padre Wolfgang González que en el cementerio
estuvieron, y por el responso final que hicieron. De igualmente a mis hermanos
que a través de un mensaje o llamada se solidarizaron.
Antes de salir todos pudieron
contemplar el rostro de mi hermana en el ataúd donde reposaba en paz. Mi madre
sumergida en lagrimas que recibía de todos un abrazo consolador. Al fin,
hermanos, primos, sobrinos, amigos levantaron el féretro de mi hermana para
llevarlo a la carroza que la trasladaba al cementerio campo de paz.
Llegados al cementerio, se tuvo
que esperar un rato mientras terminaban con otros difuntos…mamá se paseaba,
tranquila y serena, viendo y recordando a otros amigos y familiares: Adrian
Márquez, José Tirado, P. Noel Herrera, y seguro a todos una oración elevaba.
Llegado el momento de la
sepultura final, donde Dios ha llamado a mi hermana, la enterramos para que
vuelva a la tierra de donde fue sacada, con la fe de la Resurrección que Cristo
transformará nuestro cuerpo semejante al suyo. El P. Wolfgang fue el encargado
del responso final, contemplando antes de descender, el rostro de mi hermana
Zuleyma, con palabras de confianza y fortaleza.
A todos GRACIA. Por sus
palabras, mensajes, abrazos, solidaridad, atención y cercanía. Cómo le ha
ayudado a mamá. Como solemos decir: "la procesión se lleva por
dentro…" pero totalmente esperanzada en Dios. Ella ha sabido convertir el
sufrimiento y dolor, por la separación física de Zuleyma, en fuente de paz y
progreso interior porque confía en Dios.
Espero no me olvide de ninguno,
en mi corazón, que de una u otra manera me ha ayudado y a la familia en estos
momentos de dolor. Como decía Mons. William: "En cada amanecer Dios da
nueva esperanzas, bendiciones y le confirma su grandeza. No olviden nunca lo
especial que son para Él…".
Dios le multiplique grandemente
su ayuda. GRACIAS.
La cruz tiene un lugar central
en el cristianismo. Con fe la aceptamos, la integramos en nuestra vida y la
veneramos; pero continúa siendo un misterio. Un misterio de amor, no de temor.
Es el misterio de un Dios que se hace solidario con nuestro sufrimiento y cuyo
amor es tan grande que da su vida por nosotros. Desde entonces, el dolor y la
muerte no tienen la última palabra en el mundo. Después de la cruz viene la
alegría de la Resurrección, una alegría que no tiene fin. Quien posee una
confianza tal, es invencible, invulnerable en su interior. ¿Quién lo puede
vencer, si esa derrota es el paso previo a su triunfo definitivo?
Dios no nos libera del dolor,
pues el dolor tiene un sentido misterioso e insondable. Pero el Señor permanece
a nuestro lado y dice a cada uno de nosotros: "¡No temas! Esta noche
pasará y luego verás la luz de la mañana de Pascua".
Y es que los cristianos no
amamos la cruz, amamos a Jesucristo, el Crucificado. Si lo miramos a Él, que
murió por nosotros, puede ser que nuestro dolor pierda importancia, que lo
veamos como algo más bien secundario. Y si profundizamos en el misterio del
amor de Dios, puede incluso ocurrir que logremos cumplir la más importante de
todas las obligaciones cristianas: ser todo lo felices que podamos. Como dice
eso bello himno de la cuarta semana del Salterio: "Cuando la muerte sea
venciada y estemos libres en el reino, cuando la nueva tierra nazca en la
gloria del nuevo cielo; cuando tengamos la alegría con un seguro entendimiento
y el aire sea como una luz para las almas, para los cuerpos: ENTONCES, SOLO
ENTONCES ESTAREMOS CONTENTOS"
Cierro con estas letras del
cantante, que lleva por título la canción, NO SE HAN IDO DEL TODO:
«No se han ido del todo, si aun
podemos su risa evocar, su carácter y su bondad. No se han ido del todo.
No
se han ido del todo si algo bueno han dejado al pasar, aunque hoy ya no estén
más aquí. No se han ido del todo
No
es el fin de la historia, son dos lados de la eternidad, Ellos ahora se
encuentran allá, Y tú y yo debemos continuar
Ahora
se encuentran libres, ahora ya son felices, lo que aquí tanta falta les hizo
Donde están hoy les sobra.
Ya no hay sufrimiento y no
existen más lágrimas, no hay vacío ni hay soledad Son libres como el viento.
Dios los ha recibido, a sus
brazos llegaron, hoy están descansando en la casa del Padre han sido recibidos.
Nada qué temer pues ya están en el cielo No se han ido del todo.
No
se han ido del todo, si nos han dejado una luz, si su esfuerzo da frutos aún.
No se han ido del todo.
No
se han ido del todo, si al pensarlo nos hacen vivir, si una meta nos hacen
seguir. No se han ido del todo.
Y aunque duela hasta el alma,
mejor dales tu último adiós, si hace falta también tu perdón, Deja ya que
descansen.
Ya
no pierdas más tiempo, enfréntate a la vida, todo hombre se puede morir, tú
estás vivo y te toca vivir.
Y No tengas miedo, que Dios te hace más fuerte. Quien ha sabido vivir. No le teme a la muerte.»