Con el Domingo
de Ramos hemos dado inicio a la semana santa centro de la vida cristiana. Se
trata de la celebración del misterio Pascual ¿En qué consiste? En celebrar el
acontecimiento histórico de Jesucristo que “…murió en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado y resucitó
al tercer día según las Escrituras, subió al cielo y está sentado a la derecha
del Padre…”.
Desde las 7:30
am se fueron congregando los feligreses en la calle 6 de colinas de Mara, donde se iba
a realizar la bendición de los ramos, siguiendo la invitación de la Iglesia: “A
la hora señalada se reúnen todos en una iglesia menor o en otro lugar apto
fuera de la iglesia a la que se va a ir en procesión. Los fieles tienen en sus
manos los ramos”.
Los ramos no se conserven como si fueran
amuletos, con un fin curativo o para mantener alejados a los malos espíritus y
evitar así, en las casas y los campos, los daños que causan, lo cual podría ser
una forma de superstición. Se conservan, ante todo, como un testimonio de la fe
en Cristo, rey mesiánico, y en su victoria pascual.
Luego se procedió a peregrinar, entre
cantos llenos de gozo: “Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en
nombre del Señor, el Rey de Israel. ¡Hosanna en el cielo!”, hasta el Templo
para continuar nuestra Celebración: Los niños hebreos, llevando ramos de
olivo, salieron al encuentro del Señor, aclamando: “¡Hosanna en el cielo!”.
La Liturgia de
la Palabra fue proclamada por las Sras: Atais Davoin, Juanita Parra y Gladys
Molina. Acompañándome en la Lectura de la Pasión el Joven Miguel Silva y Srta.
Aleida Pineda.
Meditamos
sobre la acción litúrgica, muy especial estos días santos, que son un recuerdo
vivo del hecho histórico. No se trata de recordar un hecho que pasó a la
historia, sino de revivir (memorial) esa misma historia a través de los
Sacramentos. Sobre algunas virtudes, como la humildad, en ejemplo del Señor –
Rey eterno – de elegir un Asno para entra triunfante. Que cada cristiano puede y debe
convertirse en trono de Cristo; dejándole tomar posesión de nuestros
pensamientos, palabras y acciones. Desechando sobre todo el amor propio, que es
el mayor obstáculo al reinado de Cristo. Seamos humildes (Mt. 11, 29-30).
Pero el entusiasmo de las gentes no
suele ser duradero. Pocos días después, los que le habían acogido con vivas
pedirán a grito su muerte. Si no
seguimos a Jesús más que escuchando religiosamente sus palabras o predicándolas
con elocuencia, sin ponerlas en práctica, somos de los que lo abandonan (Cf. Mt. 12,
46-50; Mc. 3, 31-35; Lc. 8, 19-21).
Finalizamos la Meditación a la luz de
las preguntas que el Santo Padre Francisco para interrogarnos en esta Semana
Santa: ¿Dónde está mi corazón? ¿A cuál – de los personajes – de ellos me
asemejo? Se puede buscar en el siguiente links: http://www.zenit.org/es/articles/el-papa-interroga-quien-soy-yo-entre-los-personajes-de-la-pasion.
A continuación algunas de las fotos
tomadas por la Srta. Gisela Medina:
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