Reciba un cordial saludo en
Cristo nuestro Señor.
El miércoles 18 hemos
comenzado, con la imposición de las cenizas en nuestras cabezas, la Cuaresma tiempo
de gracia y de purificación, ocasión privilegiada para “fortalecer los corazones”
(Mensaje del Papa Francisco para la
Cuaresma 2015), y la Campaña Compartir con el tema “Acogemos tu vida,
mejoremos tu salud”.
Cuando se habla del “corazón” en el ámbito de la educación y de la fe, se
corre el riesgo de encontrar resistencia ante lo que podría tomarse,
equivocadamente, por mero sentimentalismo. Si se tratara de esto, estaríamos
tan lejos del cristianismo como si tratáramos de la dureza del corazón. No se
trata de vencer el sentimentalismo con dureza, sino de la fortaleza para amar.
Lo que propone es una renovación personal y eclesial para vencer las
dos formas más actuales de la dureza del corazón: la indiferencia y el
encerrarse en uno mismo o en el propio grupo. Y, para superar tanto la
indiferencia como las pretensiones de omnipotencia, se nos propone que vivamos
esta Cuaresma como un camino de formación del corazón. Solamente quien tiene un corazón formado es
capaz de comprometerse, ejercitando así adecuadamente su libertad y
madurando como persona.
La Campaña Compartir 2015 se trata a tener conciencia sobre la importancia de la salud, como aportar
al entorno y como crear una salud natural para tener una vida más sana. Cada uno
puede ser parte de esta Campaña ¿Cómo? Primero con las habilidades. “Si eres
médico, enfermera, docente acércate a tu parroquia y coloca tus habilidades a
la orden”. Segundo, mediante la creación de un banco de insumos: “Si tienes
insumos médicos que puedas donar o alimentos llévalos a la parroquia más
cercana”. Y tercero, “a través de una Colecta Especial” que pueden colocar una alcancía
en el centro educativo o de salud para luego enviarlo a Caritas Venezuela.
Deseando que
este tiempo de la cuaresma sea un período
donde se revise y trabaje por la conversión personal y en el centro
educativo también se lleve a cabo, no sólo la formación intelectual y moral,
sino también la del corazón, en donde todos, hombres y mujeres, jóvenes, niños
y niñas, valgamos lo que vale nuestro corazón siendo solidarios con los
hermanos.
Que el Señor los
bendiga y la Virgen los guarde.
P. Williams
Campos
Párroco
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