La familia frente a la ideología del género
San Juan-Pablo II : «
el futuro de la humanidad pasa por la familia».
Familia-género: un
combate frontal
El cardenal Carlo Caffarra, arzobispo
emérito de Bolonia y primer presidente del Instituto de Estudios Juan Pablo II
sobre el Matrimonio y la Familia, declaró en una entrevista realizada el 16 de
febrero de 2008: «Cuando fui nombrado por
el Santo Padre primer presidente del Instituto Juan Pablo II, recibí una carta
de Sor Lúcia de Fátima, que se conserva en el archivo del Instituto. Ella me
decía sin ambigüedad lo siguiente: “La batalla final entre el Señor y el reino
de Satanás tendrá que ver con el matrimonio y la familia”. Sin embargo,
agregaba: “No tema, porque todos los que actúan a favor de la santidad del
matrimonio y de la familia encontrarán siempre oposición; se los combatirá con
todos los medios posibles, porque lo que está en juego es decisivo. Sin
embargo, Nuestra Señora ya ha aplastado la cabeza de Satanás” ».[1]
Por su parte, después de su viaje
apostólico a Fátima, el Papa Benedicto XVI, en una entrevista del 11 de mayo de
2010, no ha temido afirmar que: «siempre
lo hemos sabido, incluso si, hoy en día, eso se muestra a nuestros ojos de una
manera aterradora: las mayores persecuciones contra la Iglesia no provienen de
sus enemigos de fuera, sino de los pecados que se cometen en la Iglesia, por lo
que ella tiene urgente necesidad de hacer penitencia para ser purificada».[2]
Las familias cristianas sufren a
diario ataques en el mundo entero. Como veremos más adelante, la ideología de
género es apoyada, promovida y practicada por la Organización Mundial de la
Salud, que depende las Naciones Unidas (ONU), y por numerosas instituciones
educativas y sanitarias que tienen sus sedes en diversos Estados occidentales
(América del Norte, Europa occidental y Australia-Nueva Zelandia). Todo país
que rehúsa adherirse a esta ideología suele ser sancionado: por ejemplo, los
Estados débiles y pobres son penalizados en las ayudas al desarrollo. Ellos son
pues condicionados a la aceptación por su parte de la ideología de género. Esta
verdadera colonización afecta al conjunto del continente africano, en
particular a la llamada África subsahariana, pero también el Asia y a la
América Latina.
El Papa Francisco, durante su viaje
apostólico a Manila, no dudó en denunciar con vigor una «colonización
ideológica contra la familia»,[3] que busca destruirla introduciéndose y
difundiéndose en las sociedades y las culturas de los países en vías de
desarrollo. En el número 56 de su Exhortación Apostólica postsinodal Amoris lætitia,
crítica fuertemente la mortífera ideología de género «que niega la diferencia y
la reciprocidad natural entre un hombre y una mujer. Ella permite avizorar una
sociedad sin diferencias de sexo, y socava la base antropológica de la familia.
Esta ideología alienta proyectos educativos y directrices legislativas que
promueven una identidad personal y una identidad afectiva radicalmente
separadas de la diversidad biológica entre lo masculino y lo femenino».[4] El cardenal Francis Arinze, comentando
estas palabras del Papa Francisco, dijo que «los
medios de comunicación se han acostumbrado a desfigurar, secularizar e incluso
comercializar el matrimonio y la familia».[5] Esto es muy evidente en los programas
impregnados de erotismo y de pornografía, que también se dirigen a los niños:
en numerosos países occidentales, desde el jardín de infancia los niños son
reeducados, es decir, se manipula y contamina sus conciencias con la ideología
de género. En algunos países, las familias no tienen otra opción. En 2006, en
Alemania, se pretendió obligar a una familia cristiana protestante de ocho
niños a participar en experiencias traumáticas con pretexto de la educación
sexual. Los padres decidieron no enviar a sus hijos a estas clases; pero fueron
condenados a una pena de prisión…
Yo mismo, en el libro Dios o nada,[6] denuncié enérgicamente la teoría de
género como un ataque frontal contra la familia, y su voluntad de destruirla,
insistiendo en su aspecto particularmente dañino para los países africanos, que
son sometidos a un nuevo colonialismo por parte de los países occidentales,
directamente o a través de organizaciones internacionales que esos Estados
dominan sin compartir, y también sin vergüenza.
Génesis de la ideología de género[7]
El género —gender en
inglés— nació en el medio ambiente de las ciencias humanas de inspiración
freudiana. Apareció en 1955 en los Estados Unidos: John Money, psiquiatra de
Harvard que investigaba casos de hermafroditismo, introdujo el concepto de «rol de género», que definió como «todas las cosas que una persona dice
o hace para revelarse poseedor de un estatuto como hombre o como mujer».
Así, esta nueva noción del rol social como fuente de identidad sexual contenía
en germen todo el proyecto ideológico del género tal como se desarrollará en
las décadas siguientes.
Treinta y cinco años más tarde, en
los años 90, Judith Butler, que sigue siendo la líder de la revolución del género,
declara que las palabras «sexo» y «género» no son nombres sustantivos,
sino verbos. Eso significa que el
individuo, hombre o mujer, llega a ser lo que él o ella escoge decir y hacer. Afirma pues que «ser
hombre o mujer no es algo que uno es, sino algo que uno hace».
Las razones espirituales de una batalla
La teoría aberrante y delirante del género,
que es presentada —y es el colmo— como «científica » surge en realidad de una
superchería seudocientífica. Hunde sus raíces en un humus que puede ser
descrito como particularmente turbio, a propósito del cual no dudo decir que
veo allí la « mano del diablo » mismo. ¿De qué se trata, en efecto? ¿Cuál es el
fundamento de esta ideología y cómo podemos combatirla? Sabemos por la Biblia
que Satanás es «homicida» desde el principio.[8] ¿Por qué homicida? ¿A quién quiere
matar el diablo con un encarnizamiento que no terminará sino con la batalla
final evocada por el Apocalipsis?[9]Satanás quiere matar, quiere destruir a
Dios en nosotros, es decir, a la persona humana creada a imagen de Dios;[10] quiere hacernos individuos, qué digo, zombis sin alma
y dotados de un cuerpo convertido en una maquinaria sometida a las
manipulaciones genéticas y al transhumanismo. Sí, esto es lo que quiere el
Enemigo: quiere someternos a él, Príncipe de este mundo, para manipularnos
rompiendo el « cordón umbilical » que nos une a Dios, en un primer momento;
después, en un segundo momento, con la ilusión —un verdadero espejismo— de que
no somos sino un conjunto de células destinadas a sobrevivir gracias a una
tecnología cada vez más sofisticada;[11] liberarnos de nuestra condición humana
para hacer de nosotros nuestros propios dioses.[12]
La historia de una seudoliberación del
hombre: de la persona al individuo y del individuo al zombi
La seudoliberación del hombre se
inscribe en la historia de los tres últimos siglos. La ideología de género no
es más que su último lamentable avatar. Me explico: la liberación de Dios Padre
se produjo hace mucho tiempo, cuando las democracias occidentales se formaron
en un contexto deísta. Los maestros del racionalismo (de Voltaire a Diderot,
pasando por D’Alembert) suscitaron la famosa Revolución Francesa, que a su vez
será presentada por la corriente laica como la génesis de la liberación del
hombre en relación con el Dios de los cristianos[13] y, por tanto, con relación a la Iglesia
y a su Magisterio, calificado como «opresor». Ahora bien, para los
racionalistas Dios es el supremo arquitecto del universo, del todo
desinteresado de sus criaturas. El deísmo de los enciclopedistas ha pues matado
la paternidad de Dios. J.J. Rousseau llega a decir que la paternidad es un
privilegio social.[14] Esto es lo que llamo «cortar el cordón
umbilical», y esta etapa, decisiva, dará lugar a otras que poco a poco harán de
la persona un individuo, y luego un zombi.
De hecho, si Dios ya no es el Padre,
el ciudadano cesa de ser hijo. Deja de ser una persona que recibe todo de su
Padre; se convierte en un individuo, abandonado a sí mismo para la organización
del mundo y de su propio destino. Ya no recibe su identidad, sino que debe
construirla por sí mismo, apoyándose en la sola razón. Como decían Juan Pablo
II y Benedicto XVI, las dos alas que nos permiten elevarnos a la contemplación
de la verdad son la fe y la razón.[15]
Al cortar el ala de la fe, el hombre se desequilibra, y harán falta tres siglos
para que llegue a estrellarse en la tierra de sus falsas convicciones, para que
sea pisoteado como un vulgar insecto, primero en los campos de concentración
nazis y en los gulags comunistas, después, de manera aséptica, en el fango de
la ideología de género.
Entregado a su sola razón, el hombre
pierde pues poco a poco el contacto con la Fuente, la paternidad de Dios que
ilumina su conciencia. Ciertamente, las Declaraciones de Derechos del Hombre,
los preámbulos de las Constituciones y las primeras Cartas de la SDN (Sociedad
de Naciones) y de las Naciones Unidas (ONU) todavía son en gran medida reflejo
de normas del derecho natural, pero el derecho positivo, que ahora reina sin
discusión, se aleja de ellas poco a poco, obligando al legislador, en el mejor
caso a permanecer en silencio; en el peor, a negarse a sí mismo.[16]
Tomemos solo un ejemplo, el más grave y el más significativo: los Estados
occidentales, al igual que los organismos internacionales que ellos mismos
controlan, como la Unión Europea, son incapaces de definir claramente el
embrión humano, afirmando lo que sin embargo cada conciencia humana sabe de
modo inmediato —apoyándose únicamente en la sola razón y también… en la ciencia[17]—
y que constituye una norma esencial, fundamental, del derecho natural,[18]
a saber: que desde su concepción el embrión humano es un ser humano que, por
consiguiente, tiene un derecho imprescriptible y absoluto a la vida. Entonces,
para evitar contradecir el seudo « derecho al aborto » y concitar contra sí la
ira de la casta mediático-política dominante, el legislador, dando vueltas en
torno al punto, si me permiten esta expresión un tanto trivial, o calla, como
un Poncio Pilatos contemporáneo, que se niega a pronunciarse —como hace la
Unión Europea, que deja a cada Estado miembro la tarea de resolver ese problema[19]—;
o se esfuerza en encontrar una expresión capaz de no irritar a nadie, de donde
esta definición, como mínimo alambicada, inventada en 1984 por el Comité
Consultivo Nacional de Ética francés: « el embrión es una persona humana
potencial ». Es preciso entender lo de « potencial », obviamente, como sinónimo
de « en devenir » y, por tanto, que « aún no existe ». Se constata que la
muerte de la ontología ha pasado por allí…
Así, debido al divorcio operado entre
individuo y persona, Occidente y, a continuación, el mundo entero, especialmente
por la colonización y luego la dominación económica y financiera de los países
en vías de desarrollo, se han metido a fondo en el individualismo y las
ideologías. La historia muestra ampliamente que el deísmo ha desencadenado un
proceso que ha conducido la civilización occidental, es decir, judeocristiana,
desde la muerte de Dios y el
nihilismo del siglo XIX, hasta la muerte
del hombre mismo, en el curso del siglo XX, para desembocar en un desplome
sin precedentes de la institución familiar, vector de la persona humana, en la
segunda mitad del siglo XX. Friedrich
Nietzsche, con su teoría del superhombre, que presentaba como el remedio
para la desesperación causada por la muerte de Dios;[20]Sigmund Freud, con su nueva antropología
basada en las pulsiones primarias como motivación exclusiva de la acción
humana; y Jean Paul Sartre[21]
y su nihilismo libertario, aparentemente genial, terminaron de inocular en la
conciencia colectiva e individual la idea de que la «liberación » del individuo
pasa por el asesinato del padre, y
han realizado su plan diabólico a través de los célebres acontecimientos de
mayo de 1968, un movimiento libertario cuyas ideas se han extendido más allá
del antiguo telón de acero, a partir de la caída del Muro de Berlín en 1989.[22]
Enseguida, de la muerte del padre se
pasó al asesinato de la madre, con el feminismo radical que opone los derechos,
la libertad y la igualdad de las mujeres, por una parte, y, por otra, la
identidad de la mujer en el marco de la complementariedad de sexos y por tanto
de la maternidad. Margaret Sanger (1879-1966), fundadora de Planned Parenthood Federation of America, (PPFA) y figura destacada del
feminismo occidental, ¿no quería el libre acceso y gratuito a la contracepción
para «liberar a la mujer de la esclavitud
de la reproducción»? Así se ha sofocado el sentido de la feminidad y la
maternidad en el seno de la cultura occidental porque sabemos que entre la
contracepción y el aborto legalizado y reembolsado no hay más que un paso, que
el legislador se apresuró a dar en los años 1970-1990…[23]
A finales del siglo XX, el padre, la
madre, los esposos, el hijo y la hija, todos habían perdido su estatuto que sin
embargo todavía se les debe en una sociedad digna de ese nombre: la «familia»
había sido sacudida en sus fundamentos.[24]
Hoy en día, incluso se ha convertido en un concepto abstracto e inestable,
sujeto a interpretaciones diversas y contradictorias. De allí la incomodidad
sentida por el legislador cuando se trata de definirla. De allí también la
reciente decisión del gobierno francés de reemplazar el «Ministerio de la
familia» por el «Ministerio de las
familias» para —como se afirmó— «tener en cuenta las diversas realidades de la
sociedad contemporánea», en medio de la indiferencia general de la opinión
pública y con la aprobación ruidosa, eso sí, del entorno político-mediático
dominante.
Es necesario comprender que este largo
proceso, que se puede calificar de «revolucionario» y que va desde la muerte de
Dios Padre, en el siglo XVIII, hasta la muerte del hombre convertido en un mero
«individuo» al final del siglo XX, condujo directamente a la ideología de
género. ¿De qué modo? A principios del siglo XXI, las sociedades occidentales
se han convertido en desiertos espirituales y demográficos: basta caminar por
una calle de Londres, de París, de Berlín, de Madrid o de Roma para darse
cuenta: pocos niños y todavía menos cochecitos de bebés; familias reducidas a
su mínima expresión: el Señor y la Señora (que a menudo son «compañeros» que
viven juntos por un tiempo limitado) con quizás uno, incluso dos niños, cuando
no se sustituyen por animales domésticos; y también parejas homosexuales
entrelazadas, que exhiben así cada vez más ostentosamente su «diferencia».
Además, la presencia masiva de una población extranjera —que, en Europa
occidental, abruma a los paralizados habitantes del país—, provenientes de
otros continentes, los del hambre y la opresión política, y de culturas y
religiones diferentes. Finalmente, un laicismo y un indiferentismo
generalizados, alimentados por el famoso díptico del Imperio Romano en su
apogeo y al mismo tiempo encaminado a la decadencia inevitable: «panem et circenses» o, si se prefiere, utilizando el vocabulario de nuestra época, «bienes
de consumo y diversiones al máximo», en lugar del esfuerzo y el trabajo. Estos
ciudadanos-individuos, por tanto «individualistas», destinados en el mejor de
los casos a la soledad y en el peor al suicidio, a veces «asistido» (y
legalizado), están radicalmente indiferenciados: no son sino consumidores con
los que los sitios web forman su mercado a partir de las evaluaciones
estadísticas de sus deseos.
Acabamos de dibujar la imagen de la
sociedad occidental del vacío, que es también una sociedad deprimida y
adolescente.[25] De ahí al bricolaje del «género»
no había sino un paso, y es este vacío lo que ha permitido a los Mefistófeles
occidentales, en particular americanos, desarrollar su proyecto de
reconstrucción social sobre bases seudocientíficas y secularistas,
verdaderamente diabólicas. Sí, el terreno está ahora preparado para la
revolución final, que también se corresponde con la «batalla final» evocada en
el Apocalipsis, la revolución del género, que hace del
individuo un zombi. Este es el nihilismo total, radical,
absoluto, que hace doblar las campanas por la humanidad. Es la Hora del combate
entre esas tinieblas donde se hunde una humanidad en lucha contra los demonios
del nihilismo libertario y la Luz que la Iglesia, sola, lleva como una
antorcha, demasiado a menudo parecida a esa pequeña llama de esperanza que
cantó hace ya un siglo Charles Péguy, y que ninguna borrasca será capaz de
extinguir. Pues nuestra fe en Cristo, que fundamenta nuestra esperanza, es
decir, nuestra fe en Jesús resucitado, el Hombre Nuevo, Dios hecho hombre, es
la antorcha que ilumina nuestras vidas y nuestras conciencias de hombres y
mujeres creados «a imagen de Dios». La Iglesia es en verdad la última y única
muralla contra la nueva barbarie del «género», ante la cual incluso los hunos
de Atila en el siglo V no fueron sino una amenaza insignificante. Sí, aquellos
bárbaros que, en el crepúsculo del Imperio hecho cristiano, el papa san León
logró detener a las puertas de Roma a fuerza de persuasión, supieron detener su
acción maléfica. ¿Nos ocurrirá igual con nuestros «doctores Fausto»
contemporáneos? ¿Aceptarán romper su pacto diabólico con el Adversario que les
dice, como a nuestros primeros padres «seréis como dioses»? Sí, hoy la Iglesia
es el último y único baluarte contra la nueva barbarie, pero teniendo en cuenta
las costumbres paganas de este mundo, que es el nuestro, la palabra de la
Iglesia debe ser clara, límpida, sin ambigüedades, lo suficientemente fuerte
para arrancar a los creyentes de todo lo que los sustraería de la alianza con
Cristo y de sus enseñanzas.
Definición de género
Si se quisiera identificar en una
sola frase el núcleo ideológico de la revolución del género, yo diría esto: «Para el género, la masculinidad y la
feminidad con la complementariedad de los sexos; la paternidad y la maternidad,
y por lo tanto la filiación, obviamente la nupcialidad y por tanto el
matrimonio entre un hombre y una mujer, y, por consiguiente la familia, con la
vocación educativa del padre y de la madre. Todo eso no es sino… viento, vacío…
Eso no existe en sí mismo porque son construcciones sociales que
han sido elaboradas a lo largo de los siglos, sobre todo bajo la presión de las
religiones, entre ellas el judeo-cristianismo, para impedir al individuo el
acceso a la verdadera libertad e igualdad ciudadanas. Son, por tanto,
estereotipos discriminatorios de los que hay que liberarse (de ahí el proceso
revolucionario), y que se deben reconstruir y demoler por cualquier medio:
financieros, políticos, culturales (artes, medios de comunicación, el lenguaje,
las modas), educativos y legislativos».[26]
Esto significa en particular, aunque
no solo eso, que la individualidad no es recibida:
si lo que hace de una persona un «hombre» o una «mujer» no es recibido o
innato, sino que está permanentemente en
construcción, la consecuencia es la indiferenciación de los sexos. Notemos
que sobre estas barricadas de un nuevo género, que son los medios de
comunicación dominantes, las artes subvencionadas, algunas cátedras
universitarias, los laboratorios e institutos de investigación de todo tipo, y
también las manifestaciones y los ágoras de Podemos
en Madrid y de Nuit Debout en París, asistimos a la conjunción
de dos cohortes, la de las feministas y la de los LGBT[27]
que se unen en la misma voluntad de deconstrucción antropológica.
La «deconstrucción»del género es un tipo de
destrucción
Tomemos un ejemplo de deconstrucción debido al género, el del lenguaje.
Hemos pasado:
—del esposo o del marido y de la mujer, único y sujeto de un don total de sí de por vida, a los compañeros, múltiples y temporales;
—de la maternidad al derecho de las mujeres a disponer
libremente de su cuerpo;
—del matrimonio entre un
hombre y una mujer como una institución estable, a la celebración cultural del amor libre hétero u homosexual sin
compromiso;
—de la familia a las familias o a la familia en todas sus formas;
—de la procreación a la reproducción…[28]
Es interesante constatar que el nuevo
lenguaje de género sustituye palabras que expresan realidades universales, que
el cristianismo ha magnificado. Así, los siguientes términos, que están presentes
en el himno a la Caridad de san Pablo (1
Cor 13), son borrados del lenguaje del género y, por tanto, cada vez más de
la gobernanza mundial y estatista. Se trata de las palabras don, plenitud,
servicio, mal, envidia, alegría, verdad, esperanza, perfección. En
compensación, he aquí las palabras y expresiones que derivan de la ideología de
género; son como una base de datos informática, que corresponde a un nuevo corpus linguæmuy extraño, de tipo sociológico-científico.
Citamos al azar: perspectiva de género, rol de género, integración de la
perspectiva de género, violencia basada en el sexo, análisis de género, neutro
en cuanto al género, discriminación sobre la base del sexo, especialista en
género, sexoespecifidad, estereotipos sexuales...[29]
Así, el género se introdujo en las
costumbres y continúa su camino de «deconstrucción», es decir, de destrucción
de la familia y, por tanto, de la sociedad, en medio de una indiferencia casi
general. Hemos de tomar conciencia de ello con urgencia para que consintamos en
resistir, sea cual fuere el precio que debamos pagar: de la burla a la
marginación, del encarcelamiento al martirio. El veneno ya se ha inoculado
tanto a nivel de las naciones como a nivel de las instancias internacionales,
de las cuales la más notoria e influyente es la ONU (Organización de Naciones
Unidas), como vamos a demostrarlo ahora.
La difusión de la ideología de género a nivel
de los Estados y de las organizaciones internacionales
-
A nivel de los Estados
La ideología de género es sostenida,
promovida y practicada por la Organización Mundial de la Salud, que depende de
las Naciones Unidas (ONU), y por numerosas organizaciones no gubernamentales
(ONG), en particular instituciones educativas y de la salud, que tienen su sede
en los Estados occidentales. Para medir a qué punto de aberración antropológica
han llegado los países occidentales, he aquí dos ejemplos significativos en lo
que atañe a Francia: 1. La Fundación JérômeLejeune no cesa de denunciar, ante
la indiferencia casi general, que el diagnóstico prenatal trae consigo el
aborto, por tanto el homicidio de los niños con síndrome de Down (trisómicos):
este es el río de sangre de los nuevos Santos Inocentes.[30]
2. El 22 de marzo de 2016, el Tribunal Correccional de Blois condenó a una mujer que había
vendido dos de sus hijos a través de un sitio web a dos parejas, a un año de prisión con reducción de pena: no por
considerar sus hijos como mercancías y haberlos vendido sino por estafar a las
parejas compradoras…[31]
Cualquier país que rehúse adherirse a
la ideología de género es generalmente sancionado. Por ejemplo, los Estados son
penalizados en términos de ayudas al desarrollo. Estas se hallan condicionadas
a la aceptación de la ideología de género. Esta verdadera colonización afecta a
todo el continente africano, en particular el África subsahariana, pero también
Asia y la América Latina. En estos países, muchos se vieron obligados a crear
ministerios de « género ». De hecho, solo en África, quince Estados han adoptado
ya políticas nacionales de tendencia « género » en varios ministerios
(educación, mujer, familia, juventud, salud, trabajo, desarrollo social o
cultura).[32]
Estos definen así el género [cito a uno de ellos]: «un conjunto de funciones y
relaciones entre el hombre y la mujer, que no están determinadas por la
biología, sino que dependen del contexto social, cultural, político y económico
». Los países africanos y, en general, los países en vías de desarrollo,
inclinados a resistir la ola homosexual, tienen tendencia a abrir sus puertas a
la perspectiva de género en su acepción feminista, sin darse cuenta de que la
homosexualidad legalizada seguirá inmediatamente esta corriente, ya que se
incluye en lo que podría llamarse un «paquete de regalo» envenenado.
-
A nivel de las organizaciones
internacionales[33]
En los foros intergubernamentales e
internacionales que inspiran la legislación y el comportamiento de los
diferentes Estados, el uso de la teoría de género representa una ruptura con el
lenguaje de los instrumentos jurídicos vinculantes adoptados antes de 1990.
Tomemos el ejemplo de la ONU. Hasta los años 90, los diversos documentos
legales se refieren a «hombres y mujeres», a los «esposos» o a «marido» y «mujer»,
a los «padres», al abordar la igualdad de todos los seres humanos, en dignidad
y derechos, o en cuestiones relacionadas con la familia, el matrimonio y la
educación de los hijos.[34]
Del mismo modo, se refieren explícitamente al sexo masculino o femenino al
tratar el punto de la no discriminación.[35]
La Carta de la ONU de 1945 habla de «la igualdad de derechos de hombres y
mujeres» (Preámbulo, 2).[36]
Los instrumentos jurídicos de las Naciones Unidas de esta época reconocen
también a la familia (en singular)
como la base natural y fundamental de la sociedad,[37]
con derecho a la protección por parte de la sociedad y del Estado, fundada en
el matrimonio contraído libremente entre un hombre y una mujer.[38]
El cambio comenzó a darse en la
Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing (4 al 15 de septiembre de
1995), marcado por la intervención muy notable de una famosa feminista, Hillary
Clinton, entonces Primera Dama, quien
declaró en una síntesis sorprendente que «los
derechos de las mujeres son derechos del hombre».[39]
A pesar de la oposición virulenta de países como los Estados Unidos y Francia,
la Santa Sede no dudó en mostrar de modo alto y claro los puntos de desacuerdo
presentes en el documento preparatorio de la Conferencia, donde se había
observado que, por ejemplo, la palabra «madre» o la frase «la familia es la
unidad básica» se mencionaban entre paréntesis. El género avanzaba todavía en
parte enmascarado, porque no se halla explícitamente definido en la Plataforma
de Acción de Beijing. De hecho, sus promotores, en su mayoría occidentales, que
habían logrado integrarlo en el documento, evitaron definirlo, tanto que hasta
ahora muchos han tendido a interpretarlo en su sentido gramatical tradicional.
Sin embargo, el malestar era palpable.
Después de la Conferencia de Beijing,
la agenda oculta comenzó a surgir. Los organismos de la ONU se aplicaron a
definir el «género». Estas sedicentes definiciones siguen siendo largas y
difusas; cambian sin cesar, pero también permiten una interpretación que
incluye la orientación sexual y la identidad de género. La definición más «notable»
es la de ONU Mujeres: afirma que el
género corresponde a «los atributos
sociales y a las oportunidades asociadas al hecho de ser hombre o mujer y a las
relaciones entre mujeres y hombres, como también a las relaciones entre mujeres
y a las relaciones entre hombres», añadiendo que «estos atributos, oportunidades y relaciones son específicos de ciertos
contextos y épocas, y están sujetos a cambios». ONU Mujeres presiona para
que «la igualdad de género y los derechos
de la mujer» sean integrados en los tratados «mundiales», en particular en la Convención contra todas las formas de discriminación contra la mujer
(CEDAW). Subrayemos que ONU Mujeres deliberadamente no utiliza la expresión «tratados internacionales» sino habla de
«tratado mundial» para dar a entender
su voluntad de imponer a todos los países sin excepción la ideología de género.
Además, ONU Mujeres considera que en los Objetivos
para el Desarrollo del Milenio (ODM) se han omitido algunos componentes
esenciales del género, entre ellos «la salud y los derechos sexuales y
reproductivos» (SDSR). Estos comportan, entre otras cosas, el objetivo del
acceso «universal» (o «mundial») a la «gama completa» de anticonceptivos, con
independencia de la edad y el estado civil; el aborto «seguro»; una «educación
sexual integral», puramente «técnica»… Y ONU Mujeres concluye: « El marco de desarrollo más allá de 2015
debe reconocer que la falta de control de las mujeres y de las adolescentes
sobre su cuerpo y su sexualidad constituye una enorme violación de sus derechos
».
La dictadura por medio de la subversión
ideológica
Según la ideología de género, la
familia se ha convertido en un lugar donde se negocia el poder; ya no es la
célula básica de la sociedad y mucho menos un lugar de amor y de comunión
interpersonal. Como la familia es una fuente de desigualdades, según los
teóricos del género, hay que cambiar las relaciones de poder entre hombres y
mujeres, entre niños y niñas desde la escuela primaria. Sabemos que en muchos
países occidentales estos objetivos han llegado a la práctica. Así, en Francia,
«El ABCD de la igualdad» es un programa de enseñanza de francés, que había sido
propuesto por Najat Vallaud-Belkacem, entonces Ministra de Derechos de la
Mujer, cuyo objetivo era luchar contra el «sexismo y los estereotipos de género».
Este programa fue impartido de manera experimental a partir del curso 2013 en
unos seiscientos preescolares y centros de enseñanza primaria. Ante a la
oposición que suscitó esta iniciativa pedagógica, el 25 de noviembre de 2014,
Najat Vallaud-Belkacem, convertida en Ministra de Educación Nacional, remplazó
el «ABCD» por un plan de acción que… retoma las grandes líneas de su proyecto
anterior. Los partidarios de la ideología de género quiere suscitar políticas
que debiliten lo que llaman «estructuras coercitivas», es decir, todas las
fuerzas políticas, culturales y religiosas que asignan roles de género
estereotipados a las mujeres y los hombres, restringiendo las opciones de vida
de las mujeres y de las niñas y obligando a los homosexuales a entrar en «roles
heterosexuales» que ellos rehúsan. Encontramos aquí los dos afluentes
envenenados que producen el río llamado «género»: el feminismo y los grupos LGBT
de homosexuales y transexuales.
En su libro, que acaba de aparecer, Religión, la hora de la verdad,[40]
monseñor RolandMinnerath,
arzobispo de Dijon, afirma: «La modernidad quiso apostar por el hombre
separado de Dios… Ahora bien, si Dios creó el mundo y los seres, ha impreso en
ellos un orden emanado de su sabiduría y su razón, un orden inteligible para
nosotros». En otras palabras, la ideología de género tiene sus raíces en el
relativismo, según el cual todo es posible y aceptable. Benedicto XVI[41]
y luego el papa Francisco[42]
dicen que nuestras sociedades se están moviendo hacia una dictadura del
relativismo, que no reconoce sino el propio yo y sus deseos. Esta ideología,
que ha penetrado en la sociedad, se inmiscuye en la Iglesia desde fuera y también
desde el interior. El arzobispo emérito de Chicago, el Cardenal Francis George,
fallecido en abril de 2015, declaró el 12 de noviembre de 2012 que pensaba que «él moriría en su cama —lo que resultó
cierto—, pero que podría ser que su
sucesor muriera en prisión, y que quien le sucediera podría morir mártir en una
plaza pública, por haber denunciado la decadencia de una sociedad, tratando al
mismo tiempo de reconstruir pacientemente la civilización, como la Iglesia ha
hecho a menudo en la historia de la humanidad».[43]
Hay, pues, grupos de presión (o lobbies) que quieren imponer la ideología de
género y el relativismo moral. Y si la familia está en peligro, es la sociedad
la que está en peligro así como la misma fe. De hecho, los obispos (y por tanto
también los sacerdotes, sus cooperadores) están llamados a defender la santidad
del matrimonio y la familia. Si fallan en su misión, nuestro futuro —el futuro
de la humanidad— corre grave peligro, porque la fe está siempre amenazada de
dos maneras: o por el deseo de cambiar la doctrina inmutable, o por dar mal
ejemplo.
El hermoso combate por la familia
En nuestros días, asistimos sobre
todo a una lucha frontal y violenta entre el « espíritu del mundo» y « el
Espíritu Santo ». Me explico. En los primeros tiempos de la Iglesia, por
ejemplo, en Roma, sabemos por san Pablo (Romanos
1) que el contexto cultural era bastante similar al que conocemos hoy con la banalización
del adulterio, de la poligamia, de la homosexualidad, del aborto… Los
cristianos de ese tiempo no aceptaron compromisos sino que se mantuvieron
fieles al Evangelio, incluso cuando su testimonio iba contra la corriente de la
cultura dominante. Fue gracias a su ejemplo, creíble, que pudieron ser la
levadura en la masa pagana de aquella época, como había dicho Jesús,[44]
de tal modo que, poco a poco, asistimos a una conversión de pueblos enteros. Y
es así como Europa llegó a ser cristiana y se vio florecer una civilización
marcada por el cristianismo, en la cual el matrimonio, y en especial la
dignidad de la mujer y la familia, con el respeto a los niños desde su
concepción, se hicieron evidentes. Nuestros antepasados en la fe habían pues
elegido el «Espíritu Santo», no el «espíritu del mundo»… les costara lo que les
costara, es decir, la burla, la discriminación e incluso el martirio. Ahora
bien, durante los dos recientes Sínodos sobre la familia en 2014 y 2015, en un
contexto social y cultural muy similar al de la Roma antigua, al menos en
Occidente (trivialización y legalización del divorcio por consentimiento mutuo,[45]
de las uniones civiles provisionales,[46]
de la anticoncepción y del aborto, de las manipulaciones genéticas y la
fertilización «in vitro» con la muerte de embriones no deseados, la legalización del «matrimonio»
homosexual[47]…),
la tentación del compromiso con el espíritu del mundo dominante hoy ha surgido
mediante una coartada teológico-pastoral errónea: la adaptación de la enseñanza
de la Iglesia a las realidades del mundo contemporáneo o, si se prefiere un
lenguaje más teológico, la adaptación de la doctrina de la Iglesia a los casos
particulares que pertenecen a la pastoral. Esta verdadera admiración exagerada
por un modelo que, sin embargo, no era tampoco un descubrimiento reciente (cf.
las teorías desvariadas de Hans Küng…), transmitido por los medios de
comunicación complacientes, incluyendo los católicos, ganó a un cierto número
de obispos, alguno de los cuales no dudó en calificar este paradigma como «fuente
de la revelación».
Conclusión
A modo de conclusión, me gustaría citar este pasaje de la Carta a las familias del papa san Juan Pablo II, del 2 de febrero de 1994.[48] Verán que no ha envejecido nada:
¡Que
Cristo, el cual es el mismo «ayer, hoy y siempre» (cf. Heb 13, 8), esté con nosotros mientras doblamos las rodillas ante
el Padre, de quien procede toda paternidad y maternidad y toda familia humana
(cf. Ef 3, 14-14) y, con las mismas
palabras de la oración al Padre, que Él mismo nos enseñó, ofrezca una vez más
el testimonio del amor con que nos «amó hasta el extremo» (Jn 13, 1)!
Hablo
con la fuerza de su verdad al hombre de nuestro tiempo, para que comprenda qué
grandes bienes son el matrimonio, la familia y la vida; qué gran peligro
constituye el no respetar estas realidades y una menor consideración de los
valores supremos en los que se fundamentan la familia y la dignidad del ser
humano.
Que
el Señor Jesús nos recuerde estas cosas con la fuerza y la sabiduría de la Cruz
(cf. 1 Cor 1, 17-24), para que la
humanidad no ceda a la tentación del «padre de la mentira» (Jn 8, 44), que la empuja constantemente
por caminos anchos y espaciosos, aparentemente fáciles y agradables, pero
llenos realmente de asechanzas y peligros. Que se nos conceda seguir siempre a
Aquel que es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14, 6).
San Juan Pablo II ha dicho en repetidas
ocasiones que «el futuro de la humanidad pasa por la familia». Sí, si la
batalla final entre Dios y el reino de Satán atañe al matrimonio y la familia,
es necesario que tomemos conciencia de la urgencia de que nos situemos ya en el
corazón de esta batalla espiritual, de la cual depende el futuro de nuestras
sociedades humanas, y sabemos que la familia, fundada sobre el matrimonio de
amor, monógamo, libre, fiel e indisoluble, es su célula básica. Nuestra
familias cristianas son como esas múltiples celdas de cera, frágiles por ello y
que deben siempre ser reforzadas, que constituyen la colmena donde cada uno es
llamado a gustar la miel de la Verdad, es decir, las Palabras salvíficas del
Señor Jesús y de su Esposa la santa Iglesia. Que en este año jubilar de la
Misericordia podamos encontrar refugio, como María, la Madre del Redentor y
nuestra Madre, en el Corazón de Jesús, en su Sagrado Corazón traspasado de amor
por nosotros… antes de que sea demasiado tarde.
[2]Entrevista
con los periodistas durante el vuelo hacia Portugal. Cf. site internet del
Vaticano. Para nuestroTema, estos pecadosque se cometen en la Iglesia son el
silencio, el compromiso y la dejadez de cierto número de clérigos que temen dar
testimonio en favor de la verdad sobre el matrimonio y la familia.
[4] Cf. exhortación
apostólica post-synodal Amoris Laetitia,19
marzo 2016, n. 56. Cf. site internet del Vaticano.
[5]
Prefacio de Christ’s new Homeland-Africa.
Contribution to the Synod on the Family
by African Pastors, San Francisco2015, 8
[7]Sobre la
cuestión del «genero» en general, este estudio se refiere a los notables
trabajos de Marguerite A.Peteers. Aquí, en relación con su origen, cf. la Conferencia
de Marguerite A. Peteers La perspective du genre: originesidéologiques
lointaines d’une norme prioritaire de la gouvernance mondiale en el Coloquio organizado por
Pétrusse asbl con ocasión del 20° aniversario del Año internacional de la
Familia, 24 mayo 2014-Luxemburgo, pp. 4 et 5. Cf. también en la bibliografía de
este autor: * La mondialisation de la révolution culturelle occidentale,
Dialogue Dynamics,2011. * Le gender, une norme mondiale?, Mame,
2013. * La nouvelle éthique mondiale: défis pour l’Eglise, DialogueDynamics,
2006. * Le citoyen et la personne. Rébellion et réconciliation, Dialogue
Dynamics, 2014.
[13]Los
filósofos racionalistas, y después los revolucionarios califican la fe católica
de «superstición medieval». Tal era uno de los cargos de la acusación que, bajo
el Terror, justificaba la pena de muerte sentenciada por los tribunales
revolucionarios contra los católicos fieles a su fe.
[14] Cf. Marguerite A.
Peteers, La vocation filiale de la femme:
mondialisation et signes des temps. Coloquio: La vocación de la mujer en la Iglesia – Curia Patriarcal Maronita -Bureau
de la Pastorale de la Femme-Ghazir-25 octubre 2014, p.3
[16]Marguerite
A. Peteers, Traitement de termes tels que « gender »
et « sexe » et de formulations plus récentes telles que« orientations sexuelles
» et « identité sexuelle » dans le discours ordinaire et dans le contexte des
documents onusiens. Evento
Paralelo organizado por la Misión del Observatorio Permanentede la Santa Sede
« Para preservar la universalidad de los derechos humanos », Génova, Palacio de
las Naciones, 9 marzo 2012, pp. 2-3.
[17]Es decir, la radiografía
que ha sucedido al estetoscopio: aquel permitía ya a los conmovidos padres
escuchar latir el corazón de su hijo.
[18]« derecho
natural », no en una interpretación naturalista como la de J.-J. Rousseau, sino
como la definida por santo Tomás de Aquino como un derecho querido por Dios y
aprehendido por la razón humana; pues está inscrito en la naturaleza del hombre.
[19] …aunque en una
resolución del 3 julio 2002, el Parlamento europeoha recomendado a los Estados
miembros legalizar el aborto.
[20] Las feministas retomarán
la teoría del superhombre para justificar su propia teoría del «poder
masculino», que es preciso arrancar de manos de los hombres.
[21] Su compañera, Simone de
Beauvoir pronunció un día esta frase que se ha hecho proverbial en los medios
feministas: « no se nace mujer, se llega a serlo ».
[25]Cf. Gilles Lipovetsky, L’ère du
vide, París, Gallimard, 1983; Tony Anatrella, Non à la société dépressive, París,Flammarion, 1997.
[26]Cf.
Marguerite A. Peeters, La définition des nouveaux concepts de base pour le
mariage et la famille. Coloquio: La famille et les défis actuels au
Moyen-Orient, Centro mundial para el diálogo entre las civilizaciones«
Liqaa », Rabweh, 7-8 noviembre 2014, p. 4.
[28] Cf. Marguerite A.
Peeters, La définition des nouveaux
concepts de base pour le mariage et la famille… p. 4.
[29] Cf. Marguerite A.
Peeters, La définition des nouveaux
concepts de base pour le mariage et la famille… pp. 4-5.
[30] Cf. site internet de la
« Fundación Jérôme Lejeune ». Durante la presentación de su libroLes premières victimes du transhumanisme
(París, Ed. Pierre Guillaume de Roux, 2016), Jean-Marie Le Méné, Presidente de
la Fundación Jérôme Lejeune ha declarado esto: « El fuerte impulso de la
ideología transhumanistaes haber logrado reciclar un eugenismo detestable –condenado
tras el nazismo– en un eugenismo aceptable. El orden establecido es desde ahora
la eliminaciónpor compasión de las personasdeficientes. El 5 marzo 2016, la periodista
Anne Sinclair ¿no ha declarado, a propósito del aborto de los niños
diagnosticados con trisomía 21 que se trata de un « eugenismo protector paraevitar
dramas »? Los políticos han cedido a las firmas farmacéuticas. Con un 96 % de
niños diagnosticados trisómicos abortados, nuestra sociedad ha convertido
enmortal una patología que no lo era. Se trata de una conmoción inédita en la historia
de la medicina » (cf. L’Homme Nouveau,
n° 1611 du 26 marzo 2016, p. 4).
[32]Entre estos países citamos
a Burkina Faso, Burundi, la República democrática del Congo, Guineaecuatorial, Kenia,
Lesoto, Isla Maurice, Ruanda,Sudán del Sur, Tanzania, Uganda, Zambia, Zimbabue…
[33]Cf. Marguerite A. Peteers, Traitement de termes tels que « gender »
et « sexe » et de formulations plus récentes tellesque « orientations sexuelles
» et « identité sexuelle » dans le discours ordinaire, pp. 3-6.
[34] Así, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre (DUDH) de 1948, art.
16 y art. 26/3; la Convención Internacional de los Derechos Cívicos y Políticos
(CIDCP) de 1966, art. 23/3; la Convención Internacional de los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (CIDESC) de art. 10/1; y la Convención contra
Toda Forma de Discriminación Contra las Mujeres (CEDAW) de 1979, preámbulo,
art. 9.
[35] Cf. por ejemplo DUDH,
art. 2; CIDCP, art. 1, 4, 24/1; CIDSEC, art. 2/2; CEDAW, preámbulo, art. 1;
Convención de los Derechos del Niño (CDE) de 1979, preámbulo, art. 2.
[36] Se encuentra esta misma
expresión en: DUDH (preámbulo, 5); CIDCP (art. 3); CIDESC (art. 3); CEDAW
(preámbulo)
y CDE (art. 29).
[39]
Recordemos que Hillary Clinton sin duda será la candidatadel partido demócrata en las
próximas elecciones presidenciales americanas de noviembre 2016, y que podría ser
elegida…
[41]Principalmente en la
homilía de la Misa Pro eligendo Romano Pontifice, 18 abril 2005. Cf. site
internet del Vaticano.
[42] En particular en el
Discurso al cuerpo diplomático, 22 marzo 2013. Cf. site internet del Vaticano.
[45]En Francia,
un fallo de la Corte de Casación del 17 diciembre 2015 ha estimado que el adulterio
no es contrario a la moral. En efecto, en el litigio de Patrick Devidjan contra
la revista Point de Vue, donde el diputado acusaba de difamación por
haber revelado una relación extraconyugal la Corte de Casación estimó que « la
evolución de las costumbres y de las concepciones morales ya no permiten considerar
que la imputación de una infidelidad conyugal bastaría por sí sola a atentar
contra el honor o la consideración ». No obstante, a pesar de la ley del 11 de
julio 1975, que despenaliza el adulterio, la fidelidad permanece inscrita en el
Código Civil francés (art. 212).
[47] 13 países europeos (de
los cuales 11 son miembros de la Unión Europea) reconocen el matrimonio
homosexual: los Países Bajos (desde2001), Bélgica (2003), España (2005), Suecia
(2009, con una disposición obligatoria que obliga a la Iglesia a encontrar un
pastor para celebrar los matrimonios religiosos), Noruega (2009), Portugal
(2010), Islandia (2010), Dinamarca (2012), Francia (2013), GranBretaña (Inglaterray
País de Gales en 2013, Escocia en 2014), Finlandia (2014), Luxemburgo y
finalmente Irlanda (2015).
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