HOMILÍA PARA LA COMUNIÓN
EL
NIÑO OLVIDADO
AMIGOS DE
JESÚS PARA SIEMPRE
El sábado 16 de agosto de 2014, recibieron el Sacramento de
la Comunión (encuentro con Jesús Eucaristía), 37 niños y niñas de nuestra
Parroquia Cristo Rey. La celebración fue muy activa y participativa.
Moniciones, cantos, oraciones, lecturas (bien leídas por los niños),
peticiones, ofrendas...un momento muy especial fue la
plegaria eucarística, pues se tomó para este día la "Plegaria
Eucarística para con Niños II", donde - previo ensayo - dio un mayor un
tono de contemplación a la celebración. Claro, a todos los niños se les entregó
un folleto para que siguieran la celebración, así como a sus padres y demás
feligreses.
Llegado el momento
anhelado, seguro en el corazón de cada niño había - como diría el famoso
narrador Lázaro Candal - ¡angustia!, ¡nervios!, pero de sentido espiritual
porque iba a entrar en sus vidas el Señor con su Cuerpo, Alma, Sangre y
Divinidad.
Cada uno comulgó con la
máxima piedad, decoro y respeto al recibir al Señor, que mientras comulgaban,
cantaba el coro parroquial para ayudar ese momento.
Después que todos
comulgaron, una de las niñas hizo una pequeña oración de acción de gracias
invitando al recogimiento para meditar lo que ha acontecido en nuestras vidas.
Inmediatamente se hizo la oración colecta, luego todos los niños hicieron una
oración de Consagración a la Santísima Virgen María.
Terminada la Solemne
celebración. Hubo sesión de fotos de todos los niños.
Agradezco a cada unos de los padres (mamá y papá) de los niños por la elegancia y el decoro con que acompañaron a sus muchachos. Dios los bendiga.
Agradezco a cada unos de los padres (mamá y papá) de los niños por la elegancia y el decoro con que acompañaron a sus muchachos. Dios los bendiga.
««Llega uno de esos días en los que,
después de una gran preparación, viene a nuestro encuentro Jesús en la Primera
Comunión.
Hoy, pensando estas palabras, me imaginaba su
corazón. ¿No será como una casa que, a punto de llegar un buen amigo, ha sido
acondicionado con una sincera confesión, con una limpieza fondo y sobre todo
dejando el mejor lugar para él? ¿Saben quién es ese AMIGO que hoy entra a su
corazón? Jeeeeeesúúússs (dijeron los niños) ¡Así es¡ ¡JESÚS! Ojala, que
conforme vayan creciendo, lo digan con la misma fuerza que en este día lo afirman
delante de sus padres, sacerdote, catequista y….delante de Dios.
Me van atender un momento, ustedes niños,
padres, hermanos todos…a esta anécdota que nos hace caer en la cuenta de la
importancia de este momento sacramental, seguro algunos ya la habrán escuchado:
“En
cierta ocasión una madre iba con su hijo pequeño abrazado en su regazo cuando,
al pasar por delante de una gruta, escuchó una voz que desde el interior de la
misma le decía: “ven y puede ser tuyo
cuanto recojas”. La mujer, atraída por la curiosidad, se adentró en la
gruta y vio una impresionante riqueza compuesta por oro, plata, collares,
anillos y monedas. La voz, de nuevo, comenzó a sonar y le dijo: “sólo tendrás 10 minutos para atesorar en tus
bolsillos lo que puedas. Pasado ese tiempo la cueva se cerrará y ya no podrá
salir nadie ni entrar del exterior ninguna persona”.
La madre, sin pensarlo dos veces, apoyó al bebé sobre una
roca y comenzó a llenar sus bolsillos, delantal e incluso un gran bolso que
llevaba de todas aquellos tesoros. A los diez minutos, la mujer, nerviosa
porque se acaba el tiempo salió corriendo de la gruta y saltando de alegría
decía: ¡Soy rica! ¡Soy inmensamente rica! Cuando, de repente, ¿Saben lo qué
ocurrió? Comenzó a escuchar el llanto del hijo que, por estar pendiente de las
riquezas, había olvidado dentro. Quiso entrar…y no pudo. Finaliza esta historia
que, aquella mujer, siendo rica fue tremendamente desdichada. Olvidó lo
esencial, lo que le daba vida, lo que era su alegría…por estar pendiente de lo
secundario”.
Estoy seguro que habrán entendido a la
perfección la conclusión de esta anécdota. Y, estoy seguro, que también ustedes
los padres. El niño de esa gruta es ese JESÚS al cual, queriendo o sin querer
dejamos de lado cuando nos seducen las cosas que nos rodean.
Abandonamos a Jesús cuando, por las noches,
nos retiramos a dormir y preferimos estar frente al televisor antes que
dedicarle unas oraciones.
Abandonamos a Jesús cuando, en este día,
convertimos la comunión en una excusa para el derroche y no dejamos que Cristo
sea lo más grande y esperado de esta celebración.
Todo ello como en tono de burla: Estamos en
un momento de alegría donde nuestros queridos niños, almas aún puras y limpias
de la corrupción del mundo, reciben por primera vez a Jesús sacramentado. Que
gran Fiesta debería ser, pero no amigos, desgraciadamente Jesús sacramentado,
se ha convertido en algo muy diferente, en el de la burla a lo sagrado.
Es vergonzoso ver a los padres enfrascados
planeando hasta el último detalle de fastuosos convites, pero no tienen ni
siquiera la preocupación de que su hijo rece por las mañanas, de hacerles
ver con su ejemplo que hay que ir a misa, tener una mínima preocupación por
su formación y enseñarle. ¿Quien no conoce un caso así? horas y horas
de conversaciones sobre el convite, visitas a tiendas, peluquerías, trajes,
vestidos… pero ni un segundo para hablar de lo importante, de Dios, para
formar a su hijo, ni siquiera la más mínima inquietud por comprobar la
formación recibida.
Los
católicos de todo el mundo tienen el deber de cumplir el mandamientos de
consagrar el día domingo al culto a Dios, específicamente a través de la
asistencia a la Eucaristía. Sin embargo, este deber es a veces objeto de
protesta por parte de niños, jóvenes o adultos que juzgan
el sacramento como una actividad
"aburrida". "¡La Misa es tan aburrida!"
¿Que
tenemos que decir a esta desafortunada y casi sacrílega afirmación? ¡No, no lo
es! Usted puede encontrar aburrida la Eucaristía, pero esto es más su problema que
una falla de la Misa. Se busca en la Eucaristía lo que no es.
El
aburrimiento es nuestro problema,
Nosotros creemos que cada misa es la
renovación del evento más importante y crítico que ha ocurrido: el eterno e
infinito sacrificio de alabanza de Dios Hijo, Jesús, a Dios Padre, en una cruz
en el Calvario en un viernes que llamamos Santo".
La disposición de los fieles les permite admirar este valor o asistir con la
indiferencia de los soldados romanos quienes estaban aburridos y se burlaban de
Jesús y se jugaron su túnica, la única propiedad que Él tenía.
Es Cristo quien realiza la Eucaristía: Varios
aspectos ayudan a participar mejor en la Eucaristía como la belleza de las
flores en el altar, la calidad de la música... Sin embargo, es necesario
descubrir el valor del sacramento incluso cuando existan equivocaciones en
estos campos. La Eucaristía hace su
trabajo incluso cuando todo lo anterior falta, ¡y tristemente sucede!.
“La
Eucaristía no se trata de nosotros, sino de Dios”. Somos elevados a lo eterno, participantes de un misterio, cuando nos
unimos a Jesús en la acción de gracias, el amor, la súplica de perdón y el
sacrificio que Él eternamente ofrece a su Padre. Lo que hace Jesús siempre se
obra, y nunca es aburrido. La Misa no es una tarea tediosa que hacemos para
Dios, sino un milagro que Jesús hace con y para nosotros.
El
aburrimiento es algo subjetivo y que hay personas que pueden aburrirse en un
espectáculo deportivo o en un concierto, y hay personas que me dicen que
valores como la amistad, el trabajo voluntario, la familia, la lealtad, la
generosidad están pasados de moda y ya no son emocionantes. ¡Yo diría que ellos
tienen un problema!, Y otros me dicen que la Misa es aburrida.
Hoy, se los puedo asegurar, ustedes
–queridos niños y niñas- se diferencian de nosotros los más mayores en que, hoy
más que nunca, lo recuerdan y nos lo recuerdan a nosotros. Nos dicen que, vivir
y recibir a Jesús, es algo indescriptible. Una sensación que, sólo los más
pequeños, son capaces de comprender porque…lejos de atesorar quieren vivir este
momento con una emoción que nace del cielo, que viene de Dios, que entra en esa
Santa Hostia que dentro de un momento van a recibir.
No dejen, que el mundo, los engañe. No imiten
a los que los rodean en aquellos aspectos que los puedan alejar de Jesús. Es
más, queridos niños, cuando los mayores olvidemos que Dios existe (la bendición
de la mesa, las oraciones de la mañana o de la noche, el confesarnos, etc., etc.…)
que sean ustedes los primeros en decir a sus padres: ¿No falta aquí algo? ¿No
tenemos que hacer algo antes de comer o de dormir? También, ustedes, pueden
ayudar a la causa de Jesús: anunciando su evangelio. ¿Lo harán? Siiii (respondieron)
¿De verdad? Siiiiii (volvieron a decir). Entonces, ahora sí, podéis recibir la
comunión como Dios manda. Con Un corazón grande, generoso, limpio y radiante.
Hoy – en este día sábado – la Virgen María
nos reúne para que le demos gracias a Jesús porque ustedes hacen la Primera
Comunión. ¡Seguro que no se olvidaran de este día! Todos nos acordamos
del día de nuestra Primera Comunión (bueno, casi todos). Yo también lo recuerdo
siempre, y les cuento que hace 22 años que la hice. Ese día, los católicos
empezamos una amistad especial con Jesús, una amistad muy especial, porque él
se une a nosotros, se nos da totalmente en la hostia consagrada para
alimentarnos con su propia vida.
La Primera Comunión es sólo la primera. Que
no sea para ustedes la última; es un comienzo, el comienzo de una
amistad que tiene que seguir. Si seguimos recibiendo siempre a Jesús en la
comunión vamos a estar siempre unidos a él y así podemos ser buenos cristianos.
¿Qué pasa el día de nuestra Primera
Comunión? Ese día empezamos a participar plenamente de la Santa Misa. Ahora
Jesús los espera a ustedes todos los domingos, o los sábados a la tarde (porque
el domingo, día del Señor se adelanta al sábado a la tarde); los espera para
unirse a ustedes, para que lo conozcan mejor y lo quieran más, para que vayan
siendo más amigos de él. ¡No dejen la Misa del domingo! ¡No se olviden de que
es el día del Señor! Miren: a los que dejan de ir a Misa, a los
que no van más, se les va enfriando el amor a Dios, se van olvidando de todo lo
que aprendieron en la catequesis, se van alejando de Jesús. ¡Es una lástima! Piensen
siempre que Él los espera en la parroquia, en la capilla, cada domingo. Si no
van, el lugar que tenían para ocupar queda libre y nadie lo puede llenar,
porque Jesús los espera a cada uno, los quiere a cada uno, los conoce a todos y
a cada uno por su nombre.
Atiendan muy bien ahora a estas dos cosas
que quiero decirles. Son dos consejos. Primero: no se olviden de confesarse seguido
con el sacerdote, para recibir de él el perdón de Dios. Así estarán
preparados para recibir a Jesús en la Comunión cada vez que vayan a Misa.
Porque tenemos que comulgar en gracia de Dios para que esa Comunión dé mucho
fruto en nosotros; sería una falta muy grave de respeto comulgar en pecado
mortal. El segundo consejo es que cuando comulguen traten de no distraerse
enseguida; quédense en silencio, hablando con Jesús desde el corazón.
Díganle que creen en él, que lo quieren mucho, que quieren ser sus amigos.
Pídanle que los haga cada vez más buenos, que los proteja de todos los males, y
pídanle también por papá y mamá, por sus hermanitos y amigos, por las personas
que quieren y para que en Venezuela podamos vivir mejor y en paz.
La Virgen María es nuestro modelo. Ella
conservó siempre la gracia de Dios, llevó siempre a Jesús en su corazón, antes
y después de darlo a luz porque fue su Madre. Nadie estuvo nunca más cerca de
Jesús que ella. Hoy nos alegramos con ella, con María. Nos alegramos porque es
tan buena, tan santa, tan pura, la Inmaculada. Y también nos alegramos porque
es nuestra Madre, porque Jesús nos la dio por Madre. Pidámosle que ella nos
ayude a ser siempre fieles amigos de Jesús. No solamente el día de nuestra
Primera Comunión, no solamente hoy, sino todos los días. Siempre, siempre,
siempre.
Felicitación por no olvidar a ese NIÑO que
recibieron en el Bautismo y que hoy se deja comer para hacerlos fuertes»». Amén.
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