Peregrinación nocturna al Santuario
Diocesano
La
peregrinación, experiencia religiosa universal, es una expresión característica
de la piedad popular, estrechamente vinculada al santuario, de cuya vida
constituye un elemento indispensable: “el
peregrino necesita un Santuario y el Santuario requiere peregrinos”. El peregrino es un símbolo
viviente. El peregrinar es un rito común a la inmensa mayoría de las
religiones, aunque la concreción del rito dependa de la concepción de Dios, del
hombre y del mundo que tiene cada credo religioso.
Si nos centramos en la tradición
religiosa de la que fluye el cristianismo, estamos en grado de afirmar que la
Biblia (Jn 1, 14; cf. Ex 40, 34-35; 1 Re 8, 10-13) es el testimonio escrito de
una peregrinación que marca el camino del hombre hacia la felicidad: destino
para el que Dios le ha creado. Abraham es un peregrino errante a la búsqueda
del destino que Dios le ha anunciado (cf. Rm 4; Ga
3, 6-9; Hb 11, 8-19).
Peregrina Jacob, el gran patriarca. El pueblo de Israel se libera de la
esclavitud del Faraón, y se forja como pueblo, peregrinando. Los Apóstoles
anuncian la Buena Noticia de Jesús, liberación definitiva de los obstáculos –
insalvables para el hombre – que le impiden ser feliz, peregrinando por todo el
mundo entonces conocido.
¿PARA QUÉ PEREGRINARON ELLOS Y
POR QUÉ LO HACEMOS NOSOTROS?
Tres cosas
importante:
1.
Para comprometerse con su fe y ser más coherentes con ella.
Queremos también nosotros comprometernos más a través de nuestra conducta y
nuestras palabras.
2.
Para manifestar a todos públicamente la herencia recibida de los
Apóstoles y de la Tradición, que no es otra que cumplir el encargo de Jesús de
Nazaret: anunciar a todos que el hombre ya puede ser feliz.
3.
Para convertir su corazón de los valores derivados del orgullo y
el egoísmo, a los del amor, e invitar a los demás a hacer lo mismo. Como dice
el Papa Francisco: “La peregrinación, entonces, sea estímulo para la conversión:
atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y
nos comprometeremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con
nosotros”
(Misericordiae Vultus, 14).
Así creamos una ruta en la que
continuamente queda de manifiesto el amor y solidaridad de una sociedad con la
que el peregrino se encuentra al hacer el camino. Ésta influye en el peregrino
y éste en ella. Así caminando, hacemos el camino al santuario.
Esta peregrinación nocturna al Santuario
Santo Cristo de la Salud nació en el año 2011, en la Parroquia Cristo Rey –
Colinas de Mara en el Municipio Juan José Mora, con un pequeño grupo de 38
personas quienes aceptaron la invitación de salir durante la noche a esta
fiesta de fe.
Al inicio parecía una obra descabellada,
lo que suponía caminar, no sólo durante la noche, sino la misma distancia de
unos 34 km hasta el Santuario en Borburata. Pero los que caminaron, son los que
dieron testimonio de que valió la pena peregrinar, caminar
durante la noche, para abrazar al Santo Cristo en el sacrificio y
esfuerzo plasmando así, los primeros pasos para que otros se animaran a
peregrinar con fe y que en los años siguiente ha dado sus frutos. Lógico, es el
mismo SEÑOR quien llama e invita.
El segundo
año, aumentó el número de los que quisieron peregrinar durante la noche, un
total de 43 personas de diversas edades, que te motivan a un más a caminar. En
esta ocasión se anexaron en el camino feligreses de la Parroquia San Pío X (El
Cambur) junto con su párroco Tulio Méndez, y feligreses de la Parroquia Nuestra
Señora del Carmen y San Isidro (Taborda
– El Palito) junto a su párroco Wolfgang González, haciendo con ello toda una
fiesta de fe, con una meta común.
En su tercera
ocasión salimos como peregrinos 62 personas; a este acontecimiento quisieron
dejar su huella de camino, haciendo esta bella ruta de fe, jóvenes de la
parroquia Santa Rosa de Lima – La Sorpresa, acompañados por el Hermano David
Oropeza (Comunidad Sagrado Corazón de Jesús - Dehonianos), quienes se
trasladaron hasta la Parroquia Cristo Rey para hacer su peregrinación nocturna
y luego contar su experiencia.
De
esa experiencia contada, el año pasado (en su cuarta ocasión) aumentó el número
de peregrinos a 89 en total. Con 32 jóvenes provenientes de la Parroquia Santa
Rosa de Lima acompañados por el Hermano (hoy Diácono) David Oropeza (Comunidad
Sagrado Corazón de Jesús - Dehonianos) en donde se evidenció los lazos de
comunión y participación. En el trayecto se fueron realizando actividad para el
crecimiento espiritual de modo que no se perdiera la meta por alcanzar y el compromiso y
sacrificio de la noche para encontrarnos con el Señor en su Santuario.
¿POR QUÉ HACER LA RUTA DEL PEREGRINO?
Distintas
pueden ser las motivaciones que lleven a peregrinar: Promesas, peticiones,
condenas, aventuras, ruegos, esperanzas. Tratándose de peregrinar al santuario, es
dirigirse al Calvario, subir donde está Cristo. Esta bella experiencia, de peregrinar hasta nuestro Santuario Diocesano,
para
nosotros, los cristianos, representa el punto geográfico de la unión de Dios
con los hombres, de la eternidad y la historia, como nos dice el Papa Francisco: “La vida es una peregrinación y el ser humano
es viator, un peregrino
que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada” (Misericordiae
vultus, 14); queriendo así, tener una relación personal y en contacto con Él,
como los Apóstoles: que de Él aprendieron el Mensaje de Salvación,
convivieron durante tres años por lo
caminos de Palestina con las circunstancias de vivir en el tiempo y en el
contexto de su inserción terrena. Los apóstoles son los responsables de la
transmisión de la fe original recibida de Jesucristo. Hoy nos corresponde a
nosotros seguir expandiendo ese mensaje de Salvación.
La
MOTIVACIÓN es lo que hace a uno ser o no ser peregrino. Ojala, todos mis
hermanos sacerdotes, hagamos de esto una noble causa de fe, siendo los primeros
que van por delante guiando a las ovejas y llevarlos a pastos abundantes.
La peregrinación,
-
Unos lo hacen con profundo sentido religioso y de penitencia
para llegarse a las raíces apostólicas de la fe,
-
Otros en búsqueda de un encuentro con la fe,
tal vez por primera vez, o acaso para recuperar, después de un tiempo de
abandono, la fe perdida.
Las diferentes actitudes pueden tener el mismo fondo en la
intención. Y es la intención la
que constituye a uno en peregrino.
El peregrino suele recibir la bendición
de Dios para hacer este difícil camino antes de partir. Así lo expresa el Codex
Calixtinus del siglo XII: “En nombre de nuestro Señor Jesucristo, recibe este morral hábito de tu
peregrinación, para que castigado y enmendado te apresures en llegar a los pies
de Santiago (Santuario),
a donde ansías llegar, y para que después de haber hecho el viaje, vuelvas al
lado nuestro con gozo, con la ayuda de Dios, que vive y reina por los siglos de
los siglos. Amen.”
“Recibe este báculo que
sea como sustento de la marcha y del trabajo, para el camino de tu
peregrinación, para que puedas vencer las catervas del enemigo y llegar seguro
a los pies
de Santiago (Santuario), y después de hecho el viaje, volver junto a nos con
alegría, con la anuencia del mismo Dios, que vive y reina por los siglos de los
siglos. Amen.”
En la
actualidad, las motivaciones por las que se hace el CAMINO al SANTO CRISTO son muy variadas, sobre todo al comienzo del
mismo:
·
Contacto con otros peregrinos de las
diversas parroquias.
·
Acrecentar aún más el significado de
ser peregrinos por este mundo.
·
Dejas huellas para que otras personas
se animen a caminar.
·
Los recuerdos y anécdotas de otros
peregrinos.
·
Renovar la fe.
·
Dar sentido de pertenencia a la vida,
o de oración, súplica y ofrecimiento por diversas necesidades.
La intención o
verdadera motivación es la que confiere la condición de peregrino según las
reflexiones de San Agustín: “Es la
intención la que da valor a las acciones humanas”
EL CAMINO: se sale desde la Iglesia Cristo Rey
a las 11:00 de la noche, tomando la vía que pasa por el centro de Morón, en la
encrucijada, hasta salir a la carretera Morón – el Palito y de allí hasta
Borburata. Se hace unas paradas mínimas para hidratarse, haciendo una parada
más larga en la Parroquia Nuestra Sra. del Valle – Cumboto II, donde nos
reunimos con la feligresía que sale de allí caminando hasta el Santuario junto
a su párroco Nelson Arias.
Ya en la ruta
hacia los muelles, nos encontramos con todos los feligreses de las diversas
Parroquias: San Esteban, Nuestra Señora de Coromoto – en este grupo va el Sr.
Obispo como pastor junto a las ovejas – Nuestra Señora de la Caridad y Catedral
san José, entre cantos, oraciones, alegría y gozo. En la zona de los dos
caminos, ofrecen a todos los peregrinos, los feligreses del santuario,
refrigerio: agua, frutas, etc., y desde allí “Los Dos Caminos” se comienza el
Via Crucis hasta el Santuario en su ultimo tramo de tres kilómetros.
Es una fiesta
diocesana: niños, jóvenes, adultos, obispo, sacerdotes, religiosos, religiosas,
todos queriendo vivir nuestro lema “hacia una diócesis más unida a Cristo”;
y en esta fiesta anual se muestra el valor que tiene para nosotros la fe que
debe hacerse diariamente.
Toda
Peregrinación es una ocasión para volver a las fuentes de nuestra fe, para
consolidar nuestro amor a Cristo y a la Iglesia, y para entregarnos con mayor
empeño a la misión que Jesús nos ha confiado.
LA META FINAL de nuestro peregrinar terreno es la
Jerusalén del Cielo, pero queremos, viviendo con fidelidad cada día, tener
parte con pequeños pedacitos de ese cielo viviéndolo aquí en la tierra (Cf.
Misercordiae Vultus, nº 14.).
El
gozo de la peregrinación cristiana es prolongación de la alegría del peregrino
piadoso de Israel: “Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor”
(Sal 122,1); es alivio por la ruptura de la monotonía diaria, desde la
perspectiva de algo diverso; es aligeramiento del peso de la vida que para
muchos, sobre todo para los pobres, es un fardo pesado; es ocasión para
expresar la fraternidad cristiana, para dar lugar a momentos de convivencia y
de amistad, para mostrar la espontaneidad, que con frecuencia está reprimida.
PREPARACIÓN ESPIRITUAL:
Ir en
peregrinación significa caminar hacia una meta. Eso confiere también al camino
y a su fatiga una belleza propia.
“El impulso hacia la fe cristiana, el
comienzo de la Iglesia de Jesucristo, fue posible porque existían en Israel
personas que no se contentaban con lo acostumbrado, sino que miraban lejos
buscando algo más grande y ya que su corazón esperaba, pudieron reconocer en
Jesús a aquel enviado por Dios” (Benedicto XVI).
Es
recomendable prepararse con la reflexión y la oración días antes de
la peregrinación. Comentar y hacer partícipes a amigos, religiosos y religiosas
de nuestro intento y objetivos.
Necesitamos
este corazón inquieto y abierto. Es el núcleo de la peregrinación. Tampoco hoy
nos basta ser y pensar como hacen los demás. El proyecto de nuestra vida va más
allá. Nos hace falta ese Dios que nos ha mostrado su rostro y ha abierto su
corazón: Jesucristo. Efectivamente hay grandes personalidades en la
historia que han tenido experiencias bellas y conmovedoras de Dios. Son, sin
embargo, experiencias humanas, con sus humanas limitaciones. Sólo El es Dios y
por eso sólo Él es el puente, que pone en contacto inmediato a Dios con el ser
humano.
Por eso, A TAN SOLO TRES MES de tan gran y bello
acontecimiento, vayamos preparándonos en cuerpo y alma, para ir de peregrinos,
a disponernos a caminar hasta nuestro Santuario Diocesano Santo Cristo de la
Salud. Hoy existe una gran crisis de
Fe, en un mundo que intenta ocultar y olvidar a Dios, muchos opinan que la fe
ya no tiene sentido, existen síntomas graves que parecen indicar un cierto
desplome de la fe cristiana, la conciencia cristiana se ha debilitado, por
lo que se hace necesario buscar espacios para fortalecer la fe: es la hora de
la oración y de la súplica a Dios llena de esperanza. Peregrinar,
hasta el santo Cristo de la Salud, puede ayudarnos alcanzar este objetivo.
El peregrino
que acude al santuario está en comunión de fe y de caridad, no sólo con los
compañeros con quienes realiza el “santo viaje” (cfr. Sal 84,6), sino
con el mismo Señor, que camina con él, como caminó al lado de los discípulos de
Emaús (cfr. Lc 24,13-35); con su comunidad de origen, y a través de ella, con
la Iglesia que habita en el cielo y peregrina en la tierra; con los fieles que,
a lo largo de los siglos, han rezado en el santuario; con la naturaleza que
rodea el santuario, cuya belleza admira y que siente movido a respetar; con la
humanidad, cuyo sufrimiento y esperanza aparecen en el santuario de diversas
maneras, y cuyo ingenio y arte han dejado en él numerosas huellas.
Por eso invito, no sólo a los feligreses
de la Parroquia Cristo Rey, a TODA
NUESTRA DIÓCESIS DE PUERTO CABELLO: Obispo, sacerdotes, religiosos,
religiosas (en su año de vida consagrada, ustedes son una de las
señales más elocuentes de la presencia y soberanía de Dios en este mundo), a nuestros Jóvenes quienes
son el campo de la fe, los atletas de Cristo, constructores de una Iglesia más
hermosa, sea esta también la ocasión para profundizar en su compromiso de
animarse a un mayor compromiso con Jesucristo; a todos los laicos y diversos
grupos y movimientos: Cursillo de Cristiandad, Renovación Carismática, Camino
Neocatecumenal, Legión de María,
Apostolado Mundial de Fátima, Comunidad Totus Tuus, que no tengan miedo de mirar hacia lo alto, hacia
las alturas de Dios; no tengamos miedo de que Dios nos pida demasiado, sino
dejémonos guiar por su Palabra en todas las acciones cotidianas, aunque nos
sintamos pobres, inadecuados, pecadores: Él será quien nos transforme según su
amor; que todos nos
animemos a realizar este camino de ORACIÓN, y que animemos a otros en nuestras
Parroquias y grupos de amigos y familiares a ponerse en camino.
Vamos todos a nuestro Santuario
Diocesano. El Señor allí siempre nos espera con los brazos abiertos en Cruz.
Pbro. Williams
R. Campos.
Párroco de
Cristo Rey.
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