««¿Qué significa para
un sacerdote y para una persona consagrada servir al rebaño de Dios?
Pienso que
significa:
- Realizar la pastoral de la esperanza,
- Cuidando las ovejas que están en el redil, pero también
- Yendo, saliendo en la búsqueda de cuantos esperan la Buena
Noticia y no saben hallar o reencontrar solos el camino que conduce a Jesús.
Encontrar a la gente allí donde vive, incluso aquella parte del rebaño que está
fuera del redil, lejos, en ocasiones sin conocer aún a Jesucristo.
- Cuidar la formación de los católicos en la fe y en la vida
cristiana.
- Animar los fieles laicos a ser protagonistas de la misión
evangelizadora de la Iglesia.
Por tanto, los exhorto
a formar comunidades católicas abiertas y “en salida”, capaces de acogida y de
encuentro, y que den testimonio con valentía del Evangelio.
El sacerdote, el
consagrado está llamado a:
- Vivir las inquietudes y las esperanzas de su gente;
- Actuar en los contextos concretos de su tiempo, con frecuencia
caracterizado de tensión, discordia, desconfianza, precariedad y pobreza.
Ante las situaciones
más dolorosas, pidamos a Dios un corazón que sepa conmoverse, capacidad de
empatía; no hay mejor testimonio que estar cerca de las necesidades materiales
y espirituales de los demás. Es nuestra tarea como obispos, sacerdotes y
religiosos hacer sentir a las personas la cercanía de Dios, su mano que
conforta y sana; acercase a las heridas y a las lágrimas de nuestro pueblo; no
nos cansemos de abrir el corazón y de tender la mano a cuantos nos piden ayuda
y a cuantos, quizás por pudor, no la piden, pero tienen gran necesidad. A este
respecto, deseo expresar mi reconocimiento a las religiosas, por todo lo que
hacen con generosidad y sobre todo por su presencia fiel y solícita.
Queridos sacerdotes, religiosos y religiosas, los animo a proseguir con
alegría su servicio pastoral, cuya fecundidad viene de la fe y la gracia, pero
también del testimonio de una vida humilde y despegada de los intereses del
mundo. No caigan, por favor, en la tentación de formar una especie de
elite cerrada en sí misma. El
generoso y transparente testimonio sacerdotal y religioso constituyen
un ejemplo y un estímulo para los seminaristas y para cuantos el Señor llama a
servirlo. Estando al lado de los
jóvenes, invitándolos a compartir experiencias de servicio y de
oración, los ayudáis a descubrir el amor de Cristo y a abrirse a la llamada del
Señor. Que los fieles laicos puedan
ver en ustedes aquel amor fiel y generoso que Cristo ha dejado como testamento
a sus discípulos.»»
(Papa Francisco, “Discurso ante los sacerdotes y Religiosos”, Sarajevo, 6 de junio de 2015).
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