ASAMBLEA
XLIII EXTRAORDINARIA PLENARIA DE LA CEV
EXHORTACION
PASTORAL
AL
PUEBLO DE DIOS Y A LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD.
“Que
Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen sobre ustedes su gracia y su
paz” (1 Cor 1, 3).
COMO PASTORES DEL PUEBLO
1. Nos
dirigimos al pueblo venezolano como pastores que estamos a su servicio. Sus
alegrías y esperanzas, sus angustias y problemas (cf. G.S 1) son nuestros. En
estos tiempos de crisis que vive el país, queremos que nuestra palabra sea de
aliento y consolación (cf. Is. 40,1) para garantizarle cercanía. Asumimos la
invitación del Papa Francisco de ser compañeros de camino en los momentos de
crisis, de recuperación y de reconciliación. Reafirmamos la comunión con el
pueblo, el cual se está expresando en la calle y en otros ámbitos de la
sociedad en defensa de sus derechos irrespetados por quienes están violentando
la Constitución.
2. Reiteramos
nuestra adhesión, comunión y obediencia al Santo Padre Francisco. Agradecemos
de corazón su constante acompañamiento: muestra de su preocupación por esta
Patria donde se le quiere y respeta. Nos alienta su mensaje del pasado 5 de
mayo, en el cual nos asegura que está “siguiendo con preocupación la
situación del querido pueblo venezolano ante los graves problemas que le
aquejan” y, que, a la vez siente “un profundo dolor por los
enfrentamientos y violencia de estos días, que han causado numerosos muertos y
heridos, y no ayudan a solucionar los problemas, sino que únicamente provocan
más sufrimiento y dolor”. Lamentamos la tergiversación y manipulación
que diversos actores han hecho de sus palabras
SE
PROFUNDIZA LA CRISIS.
3. La
crisis que ha venido golpeando a Venezuela se ha agudizado. Luego de las
desacertadas decisiones del Tribunal Supremo de Justicia en las que se
evidenció un desconocimiento del orden constitucional, la más reciente
propuesta del Gobierno Nacional de convocar una ASAMBLEA CONSTITUYENTE de
carácter comunal ha causado malestar y rechazo en la inmensa mayoría de los
venezolanos. Luego de escuchar a muchos miembros del pueblo, también
consideramos que la convocatoria a dicha Constituyente “es innecesaria y
resulta peligrosa para la democracia venezolana, para el desarrollo humano e
integral y para la paz social”[1] .
4. La
gravedad de la crisis también se manifiesta en hechos concretos que la han
radicalizado y han producido desconcierto y desaliento en el pueblo:
A)
Crece el hambre por no conseguirse los insumos necesarios debido a la falta de
producción y las políticas económicas. Esta situación se agrava por la decisión
de numerosos emprendedores y trabajadores del campo de no salir a vender sus
productos en diversas partes del país, debido a los continuos asaltos de los
que son víctimas y del “matraqueo” en variados puntos de control. Habrá más
desabastecimiento, lo cual perjudicará a todos. A esto se une la escasez de
medicamentos y la aparición de enfermedades debidas a la desnutrición y falta
de salubridad. En el fondo, son los pobres quienes resultan más afectados.
B) Crece
la Violencia con acciones que van desde la ofensa personal hasta atentados
contra la paz ciudadana, como los saqueos y enfrentamientos entre grupos. La represión
ha arreciado y es cada vez más dura en contra de los manifestantes en protestas
cívicas, muchos de los cuales son jóvenes. Aumenta el número de quienes son
enviados a tribunales militares negándoseles el derecho al debido proceso ante
sus jueces naturales. Asimismo los grupos paramilitares (comúnmente conocidos
como “colectivos”) han arreciado su acción violenta e ilegal. Comienza a
vislumbrarse la tentación de una confrontación entre hermanos, la cual abriría
un abismo muy duro de superar. Rechazamos la violencia y la represión
desproporcionada. Compartimos el profundo dolor de las familias que han perdido
a seres queridos a causa de las acciones violentas, conscientes del valor
sagrado de la vida de cada uno de ellos. Asimismo ofrecemos nuestras oraciones
por ellos.
C)
El creciente irrespeto de los derechos humanos hace sentir y profundizar un
sentimiento de indefensión. Ante esto, ya hay quienes se plantean la
legitimidad de la objeción de conciencia ante decisiones no concordes con la
Constitución Nacional
D)
La desesperanza se apodera de la gente y se va perdiendo el sentido de la vida
y no se ve un futuro promisor para los jóvenes. Muchos prefieren irse del país
a buscar seguridades en otras naciones con las dificultades que esto conlleva.
DESAFÍOS.
5. Ante
esta situación, se nos presentan algunos desafíos que hemos de asumir con
decisión, amor y buen juicio nacidos de la fe (cf. 1 Tim 1,7)
a) COMPROMISO
POR LA PAZ. El compromiso por edificar la paz entre todos, de acuerdo a lo
que nos enseña el Evangelio. Esto conlleva abrir espacios de encuentro y
diálogo para la negociación de soluciones reales.
b) DENUNCIA
PROFETICA. Ante el encargo de ser “centinela” para su pueblo (Cf.
Ezeq 3,16ss), la Iglesia debe continuar la tarea de advertir acerca de los
males que puedan ir surgiendo, denunciar todo aquello que vaya en contra de la
dignidad de los ciudadanos y lo que pretenda destruir la paz social; pero sin
dejar de anunciar el Evangelio de Jesucristo, quien nos ha dado la liberación
precisamente para que seamos libres (cf. Gal 5,1).
c) SOLIDARIDAD
FRATERNA. Ante quienes pasan más necesidad por la falta de alimentos,
insumos médicos y encarecimiento de la vida diaria, nos hemos de manifestar más
que solidarios, hermanados. Seguir a Cristo es optar por los más débiles,
porque todo lo que se haga con los pequeños se le está haciendo al mismo Señor
(cf. Mt 25, 40). Así lo hicieron los primeros cristianos quienes ponían todo en
común y así nadie pasaba necesidad (cf. Hech 2, 44-45).
d) CARIDAD
Y ORACIÓN. Acompañar la acción de la Iglesia con gestos de fraterna caridad
y la oración, alimentada por la Palabra y la Eucaristía.
¿QUÉ
NOS DICE DIOS?
6. Que
Él escucha el clamor de su pueblo (cf. Ex. 3,7). También nos recuerda que en
Venezuela hemos de difundir una cultura de la vida que podrá realizarse si nos
esforzamos por ir consiguiendo las condiciones que la favorezcan: el respeto a
la dignidad humana, el reconocimiento de la centralidad de la vida humana y de
la familia, el fortalecimiento de la fraternidad en sana convivencia, el
desarrollo integral de nuestra sociedad. Una vía para lograrlo es asumir con
decisión el reto de “ayudar a construir y consolidar la democracia, promoviendo
la participación y organización ciudadana, así como el fortalecimiento de la
sociedad civil”[2]
7. A nosotros, los pastores, nos enseña que “hemos
recibido el encargo de anunciar la reconciliación” (2 Cor 5,18). Así nos lo
pide también el Papa Francisco en Carta enviada recientemente a los Obispos de
Venezuela: “igual que ustedes, estoy persuadido de que los graves problemas
de Venezuela se pueden solucionar si hay voluntad de tender puentes, de
dialogar seriamente y de cumplir con los acuerdos alcanzados”[3].
Entendemos
que para llegar a acuerdos se requiere un diálogo con garantías seguras que en
la actualidad no las hay. En nuestros documentos, los Obispos hemos señalado la
reconciliación como una tarea permanente en medio de una sociedad polarizada y
llena de divisiones. Para ello se requiere una disposición sincera a la
conversión, por lo cual urge de todos nosotros, sin excepción, un cambio de
actitud.
LLAMADOS Y RESPUESTAS
URGENTES:
8 Animamos al pueblo a
seguir expresando sus opiniones de manera pacífica. El legítimo y contundente
reclamo de los derechos ciudadanos no debe verse contaminado por acciones
violentas que afectan la vida y seguridad de las personas, la sana convivencia
y provocan la destrucción de bienes públicos y privados. Es urgente que
superemos la tentación de solucionar nuestros problemas movidos por el odio y
la retaliación. Por el contrario, todos debemos favorecer el encuentro, el
debate de ideas y la búsqueda de propuestas que puedan animar el cambio del
país.
9. El pueblo es el
verdadero sujeto social de la democracia. Creemos que una forma privilegiada e
indispensable de concretar su ejercicio democrático es el camino electoral,
según lo prevé la Constitución Nacional. Sólo así comenzará a resolverse la
crisis del país, como lo expresara el Cardenal Pietro Parolin el pasado 13 de
mayo en Fátima. El pueblo podrá manifestarse libremente y decidir en conciencia
su destino. Animamos a todos aquellos que, con responsabilidad y audacia,
emprenden procesos y acciones que benefician a las personas, familias y
comunidades.
10.Es necesario que el
Gobierno reconozca y acepte los cuatro puntos expresados en la Carta del
Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin[4]:
Apertura del canal humanitario, liberación de presos y detenidos políticos, pleno
reconocimiento de la Asamblea Nacional y vía electoral para saldar las
diferencia. De esta manera dará señales favorables para atender a las serias
necesidades del pueblo.
11. Los dirigentes
políticos son muy importantes por estar al servicio del pueblo; deben cuidar
que el bien común y el auténtico desarrollo integral de nuestra gente estén en
primer plano. Los dirigentes políticos de las diversas tendencias deben darle
ejemplo al pueblo al encontrarse y dialogar con libertad y respeto, para buscar
la auténtica salida a los problemas que aquejan a los venezolanos.
12. Los miembros de los
diversos componentes de la Fuerza Armada y de la Policía deben ser defensores y
garantes del cumplimiento de la Constitución y, por vocación, tienen que garantizar,
por encima de todo, la paz y la sana convivencia del pueblo venezolano, al cual
pertenecen. Apelamos a la conciencia de quienes las dirigen ante las numerosas
muertes de ciudadanos causadas por abusos de autoridad en acciones represivas.
La responsabilidad moral de los actos que desembocan en violencia, heridos y
muertes recae sobre quienes las ejecutan, así como también sobre quienes las
ordenan o permiten. Adquiere actualidad en nuestro país el pronunciamiento del
mártir de América, Beato Oscar Romero: “En nombre de Dios y de este
sufrido pueblo les ruego, les suplico, les ordeno que cese la represión”
VOLVER A DIOS.
13. En estos tiempos
volvemos a hacerles sentir nuestra voz de compromiso en el servicio al estilo
del Buen Pastor. En comunión con nuestros presbíteros, diáconos, laicos y
miembros de la Vida Consagrada, ratificamos nuestra voluntad de cooperar en la
recuperación de nuestro país transitando los caminos de reconciliación y
fraternidad. Lo hacemos en el nombre del Señor Jesús. Así podremos afirmar “que
por eso no nos desanimamos, porque Dios, en su misericordia, nos ha encargado
su trabajo” (2Cor 4,1): y ese trabajo es hacer realidad en nuestra
patria el reinado de justicia, paz y amor nacido en la Cruz y que brilló con
fuerza inaudita en la Resurrección.
14. Pedimos a todos los
miembros de la Iglesia que nos dejemos guiar por los criterios del Evangelio.
Estamos al lado de quienes sufren las consecuencias de estas situaciones, así
como admiramos y alentamos a tantos hermanos que con sacrificio y creatividad buscan
y promueven soluciones por vías pacíficas con entrega generosa y desprendida.
Ello requiere que nunca nos dejemos “vencer por la desconfianza o la
desesperación, pues éstos son males que penetran en el corazón de las personas
cuando no ven perspectivas de futuro”[5].
Fortalezcamos todo esfuerzo por conseguir la paz, el desarrollo y la
recuperación del país, con la oración, la Palabra y la Eucaristía.
15. Agradecemos también
las diversas manifestaciones de cercanía y fraterna oración del Sr. Nuncio Apostólico
en Venezuela, Aldo Giordano, del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe
(CELAM) y numerosos hermanos de los episcopados de América Latina. Nos llena de
aliento saber que estamos presentes en su oración. También manifestamos nuestro
reconocimiento a tantos hermanos obispos, sacerdotes y laicos que en varios
países han acogido a hermanos nuestros que han tenido que salir de Venezuela, y
los han hecho sentir miembros de una “Iglesia que no tiene fronteras por
ser Madre de todos” (Papa Francisco).
16.
Finalmente, invitamos a
todas las comunidades cristianas de Venezuela a una gran Jornada de Oración,
Ayuno y Solidaridad por la restauración de la paz y el progreso de la
convivencia entre los venezolanos el próximo 21 de mayo. Ese día todos los obispos,
en comunión con nuestros sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos colocaremos
de nuevo, en las manos de Jesucristo, la protección y el futuro de nuestra
Patria.
En nombre del Señor les
bendecimos y los colocamos bajo la maternal protección de María de Venezuela,
Nuestra Señora de Coromoto.
Caracas, 17 de mayo del
año 2017.
LOS ARZOBISPOS Y OBISPOS
DE VENEZUELA
[1] COMUNICADO DE
LA PRESIDENCIA DE LA CEV, 5 DE MAYO DEL AÑO 2017.
[2] CONCILIO
PLENARIO DE VENEZUELA, La contribución de la Iglesia a la gestión de una nueva
sociedad, 3.2.4. Desafío 4.
[3] FRANCISCO, A
los Obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana, Vaticano 5 de mayo
2017.
[4] Carta del 1 de Diciembre
del año 2016
[5] FRANCISCO, Carta a los Obispos de la Conferencia
Episcopal Venezolana, Vaticano 5 de mayo de 2017.
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