Cada día más preocupa la dura situación que vive el País,
producto de ineficaces políticas que no han ayudado al venezolano sino que cada
día lo hunden más.
La DELINCUENCIA en Morón se expande y se ensaña con nuestra
Iglesia Cristo Rey, en Colinas de Mara. Lo que antes parecía, además de un
delito, un inusual sacrilegio a la iglesia, es hoy una serie de episodios
cotidianos que sufre nuestra Iglesia.
Hurto y robo de equipos de sonido, micrófonos, cableados, daño del
medidor, bombonas de gas, donaciones, etc., diariamente cometen los
delincuentes en nuestro Templo.
En menos de quince días nuestra Iglesia de Cristo Rey ha sido
PLAGIADA por unas cuerdas de vagos, ladrones y sin Temor de Dios llevándose lo
que con tanto esfuerzo feligreses y benefactores han dado.
Solo espero que se CONVIERTAN eso DELINCUENTES, porque del
INFIERNO no se salvan.
Donde no está Jesús, y en los corazones de estos delincuentes
no lo está, se encuentran pleitos, robos, corrupción y guerras, pero donde Él está todo
es serenidad y paz.
“Frente a la injusticia no
podemos permanecer indiferente, haciéndonos colaboradores silenciosos o incluso
cómplices” (Benedicto XVI). No seamos COBARDES. NO TENGAMOS MIEDO. SOMOS
LIBRES. SI BUSCAN AMEDRENTAR O CALLAR, NO LO LOGRARAN… como dicen nuestros
obispos: “la Iglesia debe continuar la tarea de advertir acerca de
los males que puedan ir surgiendo, DENUNCIAR todo aquello que vaya en contra de
la dignidad de los ciudadanos y LO QUE PRETENDA DESTRUIR la paz social; pero SIN
DEJAR DE ANUNCIAR EL EVANGELIO DE JESUCRISTO, quien nos ha dado la liberación
precisamente para que seamos libres (cf. Gal 5,1)”.
EL MAL TIENE SU FINAL. Y SU FECHORÍA LA PAGARAN
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