3 de agosto de 2016

PARROQUIA PUERTAS ABIERTAS

《Quisiera subrayar una cosa: ¡la parroquia sigue siendo válida! La parroquia debe continuar: es una estructura que no debemos tirar por la ventana. La parroquia es precisamente la casa del Pueblo de Dios, en la que vive. ¡El problema es cómo hacer que la parroquia funcione! ¡Hay parroquias con secretarías parroquiales que parecen ‘discípulas de Satanás’, que espantan a la gente! Parroquias con las puertas cerradas. Pero hay también parroquias con las puertas abiertas, parroquias donde, cuando alguien viene a preguntar, se dice: ‘Sí, sí, acomódese. ¿Cuál es el problema?’ Y se escucha con paciencia… ¡porque ocuparse del Pueblo de Dios es fatigoso, es fatigoso! (…)

Hoy ser párroco es fatigoso: llevar adelante una parroquia es fatigoso en este mundo con tantos problemas. Y el Señor nos ha llamado para que nos cansemos un poquito, para trabajar y no para descansar. La parroquia es agotadora cuando funciona bien. La renovación de la parroquia es una de las cosas que los obispos deben tener siempre presentes: ¿cómo va esta parroquia? ¿Qué haces? ¿Cómo va la catequesis? ¿Cómo la enseñas? ¿Está abierta? Tantas cosas… (…)

¿Hay siempre alguien en el confesionario? En las parroquias –no en las que están en los barrios pequeños, pero sí en las parroquias que están en el centro, en las calles principales-, si hay un confesionario con la luz encendida, la gente siempre va. ¡Siempre! (…)

Hay quien dice que la parroquia ya no sirve, porque ahora es la hora de los movimientos. ¡Esto no es verdad! Los movimientos ayudan, pero los movimientos no deben ser una alternativa a la parroquia: deben ayudar en la parroquia, sacar adelante la parroquia. (…)

Si no vas a buscar a la gente, si no haces un acercamiento, la gente no viene. Y esto es el discípulo misionero, la parroquia en salida. Salir a buscar, como hizo Dios, que envió a su Hijo a buscarnos"》 (Papa Francisco).

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