22 de marzo de 2021

SALIR DE LA POSTRACIÓN

 

SALIR DE LA POSTRACIÓN

 

Las adversidades de la vida nos sitúan ante una encrucijada en la que tenemos que decidir qué ruta elegir: o nos resignamos y, en consecuencia, abandonamos las riendas y postrados dejamos que otros decidan por nosotros o, por el contrario, nos sobreponemos y “tomando el toro por los cuernos” asumimos nuestro destino, por muy cuesta arriba que sea, y afrontamos con responsabilidad y dignidad la situación.

 

Desde nuestra fe, somos pueblo que camina haciendo historia y Dios nos acompaña con su impulso, iluminando nuestra conciencia y corazón, para deliberar, elegir y decidir pasar de situaciones menos humanas a situaciones más humanas. Por ello, la postración ante el poder que oprime y genera condiciones inhumanas es un signo de enfermedad espiritual y moral, porque Dios no quiere un pueblo postrado y resignado: “Yahvé respondió: levántate ¿por qué estás postrado en tierra? (Josué 7,10).

 

En la reciente encuesta de Datanálisis, el descontento ante la situación que vivimos se sitúa en 91 %. Este malestar se va deslizando hacia un reacomodo y resignación, acompañados por un discurso inconsciente de “¿qué podemos hacer ante tanta destrucción?” prevaleciendo, en un importante sector de la población, los sentimientos desmovilizadores de frustración, impotencia, miedo, tristeza, lo que indica que estamos sumergidos en una depresión social, inducida por la facción dominante con el objetivo de afianzarse en el poder.

 

La dinámica del poder, cuando se han perdido los controles, tiende a imponerse creando los mecanismos para que la sociedad se postre y rinda pleitesía. Está lógica la denuncia la palabra de Dios en el libro de Daniel, describiendo y confrontando desde la fe las estrategias del poderoso Nabucodonosor: “en el momento en que oigan la trompeta…ustedes tendrán que postrarse y adorar la estatua de oro erigida por el rey Nabucodonosor… los que no se postren y la adoren serán echados al fuego” (Dn 3,5-6). En nuestro país, esa estatua de oro, que busca reducir la autonomía y el ejercicio de la libertad, se expresa de muchas maneras y, muy recientemente, con la decisión del gobierno de canalizar los salarios del sector universitario y de la educación católica a través del sistema Patria, una plataforma de Big Data que permite, por la vía administrativa-tecnológica, un mayor control social y político de la sociedad. Gracias a Dios, no todos se doblegan ante el poder y siempre hay personas y grupos que marcan la diferencia y muestran que la dignidad humana está por encima de todo poder. Ante el poder del rey Nabucodonosor, los judíos Sidrac, Misac y Abdenágo no se postraron y antepusieron su fe y dignidad, desafiando el mandato del rey déspota, ejerciendo su libertad de conciencia y las consecuencias de la misma:  “tienes que saber que de todas maneras no serviremos a tus dioses ni adoraremos tu estatua”. (Dn 3,18)

 

Hoy, ante tanta postración, necesitamos apoyarnos y diseñar estrategias para superar la desmovilización social y política que juega a favor de quienes sustentan el poder.  Así lo plantea el documento Rescatemos el derecho a vivir en democracia: decálogo para la acción, hoja de ruta para la acción ciudadana que ha presentado la UCAB junto a Provea y Espacio Público para la defensa del Estado de derecho y la recuperación de las condiciones de vida, y que desde el Centro Arquidiocesano Monseñor Arias Blanco hemos decidido impulsar:

 

“Levantarnos de la postración en la que nos encontramos es el primer paso. Para ello es fundamental salir de nuestra tristeza moral y activar la fortaleza de la ciudadanía…Necesitamos recuperar nuestros sueños colectivos, diseñar un horizonte compartido de país que nos direccione y movilice en torno al futuro que deseamos y que todavía es posible construir. Pero, para alcanzar ese sueño, juntos, en libertad, haciendo valer nuestras capacidades y brindando nuestros aportes, es necesario que recuperemos y defendamos como nuestra mayor fortaleza el derecho a vivir en democracia”.

 

Como lo dice el Decálogo, estamos convencidos de la existencia de una fuerza social contenida, capaz de afrontar dignamente esta situación y transformarla, porque “la esperanza no ha muerto en Venezuela. Son muchas las personas, grupos comunitarios, organizaciones de todo tipo, empresas e instituciones que a nivel local, municipal, estatal y nacional sueñan con un país alternativo y se comprometen desde sus prácticas con su construcción, haciéndole frente a la frustración reinante y saliéndole al paso a las dificultades que imponen las condiciones imperantes”.

 

Además, insistimos en el derecho a vivir en democracia, porque como seguidores de Jesús, quien pasó por la vida haciendo el bien y despertando la esperanza por una vida digna y plena, consideramos que la democracia es el marco de las conquistas de la humanidad el sistema que mejor garantiza y posibilita una convivencia digna y justa. Por eso, asumimos como propias las palabras del documento publicado por la UCAB, según las cuales “vivir en democracia es la mejor garantía para el ejercicio de las libertades y la efectividad de los derechos humanos. En nuestra Constitución, la democracia, el Estado de Derecho y los derechos humanos forman un todo indivisible. La democracia es la condición de posibilidad para la recuperación de la dignidad humana y la vigencia de los derechos sociales y económicos. Vivir en democracia nos habilita para salir de la pobreza y conquistar el desarrollo sostenible.”

 

En el documento N° 3 del Concilio Plenario Venezolano, máxima instancia decisoria y vinculante del Episcopado reunida entre los años 2000 y 2006, la Iglesia asumió como una de sus líneas de evangelización en nuestro país que “los obispos, sacerdotes y religiosos orientarán y apoyarán la formación socio-política de los venezolanos en la línea de la construcción de la paz y la justicia. Insistirán en la participación política de los seglares como una opción de servicio y compromiso en la construcción de nuevos modelos de sociedad” (156).

 

Hoy, cuando la Iglesia es la institución con mayor credibilidad en el país, según la encuestadora Datanálisis, tenemos la gran responsabilidad de contribuir y poner los medios necesarios para “salir de la postración”. Por eso, desde el Centro Arquidiocesano Monseñor Arias Blanco ofrecemos nuestro servicio de formación e información, con el fin de alentar el camino para defender nuestro derecho a vivir en democracia. Todos estamos convocados.

 

Alfredo Infante s.j.

 

*Te invitamos a leer y compartir el documento Rescatemos el derecho a vivir en democracia. Decálogo para la acción, que puedes descargar haciendo clic en el siguiente enlace:

 

https://elucabista.com/wp-content/uploads/2020/11/Derecho-a-vivir-en-democracia-Decalogo-para-la-accion.pdf


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