7 de diciembre de 2015

EXHORTACIÓN PASTORAL CON OCASIÓN DE LA CELEBRACIÓN DEL AÑO DE LA MISERICORDIA EN LA DIOCESIS DE PUERTO CABELLO



“MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE”
EXHORTACIÓN PASTORAL CON OCASIÓN DE LA CELEBRACIÓN DEL AÑO DE LA MISERICORDIA EN LA DIOCESIS DE PUERTO CABELLO

A los sacerdotes, consagrados y consagradas y fieles laicos:
1.   La Iglesia ha recibido con alegría la convocatoria de un Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia que ha hecho el Papa Francisco. La misericordia viene de Dios y es  fuente de perdón, serenidad, paz  y esperanza. Al atravesar la Puerta  Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a hacerla presente a los demás.
El Año Santo iniciará el 8 de diciembre de 2015, con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro en Roma. El domingo 13 de diciembre se abrirá la Puerta del Jubileo en nuestra Diócesis de Puerto Cabello en la catedral San José  a las 5  de la tarde,   como un signo visible de la comunión con toda la Iglesia. El año jubilar  concluirá el 20 de noviembre de 2016.
Para nuestra Diócesis, el Año de  la Misericordia   no es un   elemento ajeno. En efecto, nuestra acción pastoral anhela una ternura dirigida hacia  los creyentes y un camino   misericordioso y compasivo hacia ellos. (Cf. Misericordiae Vultus, 10)
2.   En lo que atañe a la primera prioridad de nuestro Plan pastoral, la  Primacía de la gracia,  la misericordia  tiene como objetivo primario ser una manera concreta de vivir la santidad. En efecto, Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre; por tanto,  Él  es la fuente de alegría, serenidad y  paz. La misericordia es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que se  encuentra en el camino de la vida. La misericordia es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado. (Cf. Misericordiae Vultus, 2-3)
3.   Respecto a la  prioridad de  la Misión, la Iglesia tiene  que  anunciar la misericordia de Dios, centro del Evangelio, que debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona. En nuestro tiempo, en el que la Iglesia está comprometida en la nueva evangelización, el tema de la misericordia exige un nuevo entusiasmo y  una renovada acción pastoral. Es determinante para la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio,  que ella viva y testimonie en primera persona la misericordia de Dios, para penetrar en el corazón de las personas la búsqueda del   camino de vuelta hacia el Padre.
Por tanto, donde esté  presente la Iglesia, allí debe ser evidente la misericordia del Padre. En nuestras parroquias, en las pequeñas comunidades, en las asociaciones y movimientos, en fin, dondequiera que haya cristianos, debería existir un oasis de misericordia. (Cf. Misericordiae Vultus, 12)
4.   En cuanto a la  prioridad de la solidaridad,  en este Año Santo, auguramos que se tome conciencia y se realicen las las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina. Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a  Dios por los vivos y por los difuntos. (Cf. Misericordiae Vultus, 16)
En parte para cumplir con este cometido, exhorto a los distinguidos párrocos para que en sus respectivas comunidades  creen  y consoliden, si es el caso,   las respectivas Caritas Parroquiales, con alguna obra social que responda a las personas más necesitadas.
5.   La Cuaresma de este Año Jubilar debe ser vivida con intensidad, como  un momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios.
La iniciativa “24 horas para el Señor”, a celebrarse durante el viernes 4 y sábado 5 de marzo,  que antecede al IV domingo de Cuaresma, debe efectuarse  con éxito  en nuestra Diócesis; así como otras jornadas penitenciales que cada párroco pueda establecer en su templo o en lugares abiertos donde “esta la gente” ( Centros comerciales, plazas, boulevares).  Es un hecho que muchas personas y entre ellas los jóvenes, se  están volviendo a  Dios a través  del sacramento de la Reconciliación. 
6.   Por instrucciones del Santo Padre, este  año,  será un año jubilar donde gozaremos del beneficio de la INDULGENCIA, que nos recuerda que el perdón de Dios por nuestros pecados no conoce límites. Dios, rico en piedad y ternura, está siempre disponible al perdón y nunca se cansa de ofrecerlo de manera siempre nueva e inesperada. (Cf. FRANCISCO, Carta  con la que concede la Indulgencia con ocasión de Jubileo Extraordinario de la Misericordia, Roma 1  septiembre de 2015)
6.1.      Para obtener la indulgencia se debe cumplir  en primer lugar con las condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística,  oración por las intenciones del Santo Padre.
6.2.      Los fieles “están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en la  Catedral San José. Es importante que este momento estén unidos, ante todo, al Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la Santa Eucaristía, profesión de fe y   una reflexión sobre la misericordia”.
6.3.      “Igualmente dispongo que se pueda ganar la indulgencia en las iglesias que tradicionalmente se identifican como Jubilares: Santo Cristo de la salud de Borburata y Santa Ana de Morón, con los anteriores elementos.
6.4.      “Igualmente dispongo que se pueda ganar la indulgencia en las Fiestas diocesanas siguientes:
*    Jueves 11 de febrero:   Jornada mundial del enfermo en el Hospital Adolfo Prince Lara (Organizado por la Zona 2). En este día serán enviados a las comunidades los misioneros y voluntarios de la misericordia.  Y se renovaran los ministerios  conferidos a nuestros laicos.
*     Sábado 19 de marzo. Solemnidad de San José en el Catedral San José
*    22 de marzo: martes santo con  el  III Encuentro diocesano de Parroquias en un espacio abierto  de  Morón ( Organizado por  la Zona 5)
*    24 de marzo: Jueves santo en la Misa Crismal (Organizado por  Zona 1)
*    29 de mayo: Corpus Christi en la Parroquia de  San Pio X El  Cambur (Organizado por la Zona 4)
*    14 de septiembre: Santo Cristo de la salud en Borburata.
*    1 de octubre:   Inicio del Año Pastoral en la Parroquia Santa Rosa de Lima (Organizado por la Zona 3)
6.5.      Cada vez que un fiel realice personalmente una o más las obras de misericordia corporales y espirituales “obtendrá ciertamente la indulgencia jubilar”.
6.6.      Sobre los enfermos y las personas ancianas que no pueden salir de casa,  “será de gran ayuda vivir la enfermedad y el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor, recibiendo la comunión o participando en la Santa Misa  a través de los diversos medios de comunicación.
6.7.      Los presos,  “en las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa.
6.8.      De igual modo, en la celebración  Eucarística podemos orar por nuestros difuntos con el fin de que ellos también participen del perdón de la indulgencia y alcancen a contemplar el rostro misericordioso del Padre  y les  libere de todo residuo de culpa.  
6.9.       Atendiendo al principio de que el   perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido sinceramente, el Santo Padre, ha decidido conceder a todos los sacerdotes para el Año jubilar, la facultad de absolver del pecado del aborto. Los sacerdotes se deben preparar para esta  tarea sabiendo conjugar palabras de genuina acogida con una reflexión que ayude a comprender el pecado cometido, e indicar un itinerario de conversión verdadera.
7.   Queridos hermanos, les invito a celebrar con intensidad este año de la Misericordia  para que renovemos nuestra propia vida de cristiana transitando por las sendas de la santidad y perfección cristiana. Se lo encomendamos  a María, la Virgen, modelo incomparable de amor a Dios y al prójimo y expresión de la misericordia divina.

        En Puerto Cabello, a los tres días del mes de  diciembre  de dos mil quince.


Saúl Figueroa Albornoz

Obispo de Puerto Cabello



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